Un Alfa empalagoso.

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×Merlina×

Empezaba a acostumbrarme a su presencia, más que al principio, pero ver su rostro tan seguido estaba empezando a enojarme.

— Enid ¿Que haces aquí? Tu no ves esta clase — Pregunté a la rubia, quien se sentaba silenciosamente a mi lado, para que no la escuchara el profesor, porque además de que no debía tomar esta clase, también llegó tarde.

— Empezaré ahora, ¿no será divertido estar juntas? — Su sonrisa de alguna forma me irritaba, decidí no prestarle atención y solo volví mi vista hacia el profesor, para continuar con mi clase.

La noté tranquila la primera hora de clases, pero sus movimientos repetitivos comenzaban a molestarme.

Volví a ignorarla, tome mi libro para leer lo que el profesor indico, fue entonces cuando sentí su mano encima de mi pierna, la mire, pero rápidamente volvió la cara en dirección opuesta, como si no estuviera haciendo nada.

Suspiré y solo volví a mi libro, estaba más interesante de lo que creí, pero un apretón en mi pierna sobresalto mis nervios, mirándola una vez más, y notando ese ligero rubor en sus mejillas, ¿Acaso solo vino aquí a jugar?

Su mano subió, levantando a su paso mi falda, mire en todos lados, los demás solo conversaban o prestaban atención a la clase, nadie parecía notar lo que pasaba.

— Enid detente — Susurré, esperando que se detenga, pero con ello llegó su mano hasta mi entrepierna, agitandome al sentir la cercanía con mi intimidad, apreté el libro y lo lleve un poco más cerca de mi rostro, para que nadie viera la lamentable expresión que estaba haciendo — Espera...

Ella reposo su mentón en su palma, apoyando su codo sobre el escritorio, solo para que nadie notara la sonrisa que tenía adornando su cara.

Maldita Alfa.

Si alguien me preguntara, “¿Te gustó que Enid te masturbara a mitad de la clase de geología subacuática?” Mi patética respuesta sería que Si.

Luego de eso me dirigí a mi práctica de esgrima, esa ya era una clase compartida, así que esperé verla allí, cosa que para mí sorpresa, no fue así.

Mi duelo diario con Bianca comenzó, como siempre, robamos las miradas de todos, no me agradaba el ser observada, pero al menos me gustaba la sensación que dejaba las caras atemorizadas de los demás en la clase.

Te veo contenta hoy, Addams — Aunque seamos polos opuestos, debo admitir que los duelos con Bianca me brindan algo de paz, y este no era la excepción, aunque termino en empate por novena vez esta semana, fue algo que disfruté.

¿Tienes algo que hacer esta noche? Los chicos y yo planeamos hacer una fogata en el bosque y tomar algo de alcohol.

— No, no tengo nada que hacer, pero esas cosas no son lo mío.

Mucho menos salir por ahí a sabiendas de que una cierta rubia podría quemar medio Nevermore si no me encuentra en el dormitorio.

— Si cambias de opinión, estaremos cerca del lago donde competimos la última vez, puede que pesquemos un poco.

Eso ya me interesaba más, y para el infortunio de los peces tengo granadas para pescar nuevas que me envió como detalle el inservible de mi hermano.

Mía ❤️ WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora