Mi propiedad

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×Enid×

No pienso solo en sexo.

Y si, pueden decir que es mentira y que mi líbido es sobrenatural, pero la verdad es que no es siempre así.

La razón por la que esta parte de mi que ni yo conocía terminó tomando forma es debido a que Mer no pone límites en ese tema.

Ella nunca me apartó ni despreció mis desesperados intentos de reclamarla, y yo no sabía ni conocía otro método para sentir que me aceptaba.

Es debido a que para mí, Mer es la clase de persona a la que no le interesa el sexo, ni nada que tenga que ver con involucrar emociones, por ello, tenerla pidiendo por más mientras se traba su voz entre gemidos es muy satisfactorio.

Pero lejos de eso, a lo que realmente quiero llegar, es que también descubrí que Mer puede ser muy honesta mientras tenemos sexo, algo que cuando se trata de nosotras, no es muy frecuente.

Contemplé su perfecta figura abrigada por sus jeans negros, bien ajustados y su suéter de cuello alto de una tonalidad más oscura, mientras me apoyaba en una máquina de bebidas, disfrutando de una gaseosa sabor a uva, me dediqué a observarla hacer las compras de la semana.

Hoy salimos al centro comercial para sustentarnos de víveres, generalmente, es ella quien hace las compras, y eso no me molesta, así que, solo espero a que termine para ayudarla a cargar todo devuelta al auto.

Recuerdo decir que el desarrollo físico de Merlina la volvió una mujer muy tentadora, siendo honesta me está costando torturas mantener el control.

También intento controlarme para no enterrar mis garras en los ojos de aquel chico de corta edad que dejó de prestarle atención a su madre (seguramente) para mirar el trasero de MI novia.

Apreto la mandíbula y termino mi gaseosa, dejando la lata en un cubo de basura a mi lado, con altas ganas de matarlo.

— Enid — Escucho el llamado de Mer y me acerco en un instante a su lado.

— ¿Ya está todo? — Pregunto, dividiendo mi atención entre ella, y aquel pequeño degenerado que cruzó miradas conmigo, y volvió al lado de su madre.

— Quiero tu opinión — Eso es nuevo, no es que a ella no le interese si yo quiero comprar algo, es solo que en general no quiero nada — ¿Te gustaría que comprara sandía o piña?

Preguntó, mostrándome, en cada mano, una fruta a elegir. Me gusta la sandía, es un buen refrigerio después de estar sudando por horas.

Me reprocho a mi misma la imagen que vino a mi mente tras ver la inocencia en el rostro de Mer, y luego estaba la piña, no me emociona en particular, pero he escuchado que el sabor se hace más dulce dependiendo de cuánta piña comas a diario.

Ahora voy a admitir que si quería pensar en eso.

— Puedes escoger el que quieras, ambos me gustan — Miró ambas frutas, y las llevó al carrito de compras — ¿Mmh?

— Si ambas te gustan, entonces llevaremos de las dos — Fue su respuesta, llevando el carrito consigo hasta el siguiente estante con productos.

Mía ❤️ WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora