Mía ❤️ Wenclair

La desconocida.

×Merlina×

Admitiré que estaba emocionada por esto...

— ¿Estás segura de que te encuentras bien? — Pregunté a la chica frente a mi.

— S-si porsu-puesto — Me dedicó una sonrisa, aunque sus piernas temblaban, se hacía la fuerte.

No imaginé que las cosas acabarían así.

Regresando a esta mañana.

Enid me invitó a salir por las vacaciones de verano, aunque decía que sería nuestra primera cita, sabía bien que solo evitaba la realidad de que debe conocer a mis padres en estás vacaciones.

Pasó todo el día nerviosa, antes de esto tuvo comportamientos extraños cuando la dejaba sola en el dormitorio, solía cubrirse con sus sábanas hasta la cabeza, y de vez en cuando chillar.

Luego me pedía en la noche que la dejara dormir conmigo, parecía asustada.

Finalmente llegó el día, me vestí casual y ella llevo consigo el suéter rosa de plumas que intente quemar un par de veces, no me dijo a dónde iríamos, solo me pidió que la siguiera. La cita inicio a las 10:30 de la noche, el horario de la cita me agradaba, desprendía un aire frío y familiar, como en los cementerios, llegamos al pueblo y mientras caminaba, miraba carteles por todos lados, personas salir juntas, tomadas de las manos, y ella solo siguió su ruta ya planeada.

Hasta que llegamos a un enorme portal festivo.

No tengo 5 años, para que me trajera a una feria.

El lugar estaba decorado con luces de colores, puestos de comida y demás cosas que atraían la curiosidad de los pobres idiotas que paseaban por el lugar, me tomó de la mano por primera vez en toda la noche, y me llevo con ella, adentrandonos en este infierno, y no del bueno.

Intenté mantenerme en calma, nunca le dije a Enid cuál sería mi cita ideal para que cumpliera mi sueño de llevarme, así que no tenía derecho de quejarme de lo poco que se le ocurrió.

Intentó ganar premios para mí en los puestos de disparar dardos, pero falló, lo intentó varias veces, pero seguía fallando, yo solo la observaba, no me quedaba de otra.

Una pareja de normis que estaba a nuestro lado nos miraba divertidos, parecía hacerles gracia el que Enid se equivocara tanto. Sentí mis garras surgir dentro de los bolsillos de mi suéter.

¿De quien creen que se están burlando?

Me acerque a ella, que estaba regañandose a si misma y calculando el ángulo correcto, me coloqué detrás, acariciando con mi mano su pecho, bajando lentamente hasta su entrepierna.

— Si le das al siguiente dejaré que dispares otra cosa dentro de mi~ — Susurré en su oído, acariciando por encima de la ropa su pene dormido.

Tensó su espalda, tomando el dardo firmemente, sus ojos se oscurecieron y luego brillaron en un azul eléctrico, disparó aquel dardo tan rápido que casi no lo ví reventar el globo de agua.