Atrapada en una casa de locos [Cissamione]

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Narcissa miró a los ojos ámbar y sonrió brillantemente, "puedes tener todos los besos que quieras, cariño, porque soy tuya".

"Mía", susurró Hermione antes de presionar sus labios sobre los de Narcissa.

Fue una caricia suave al principio, vacilante, cuidadosa. Pero Narcissa rápidamente se inclinó hacia el beso y animó a Hermione a profundizarlo. No fue como su beso en la mansión, que había sido rápido, rudo y no del todo destinado a suceder. No, este beso fue lento, tierno y lleno de una promesa tácita de dedicar sus vidas el uno al otro. Para construir una vida juntos por fin.

Hermione mordió el labio inferior de Narcissa y sonrió contra la boca de la bruja cuando ella voluntariamente le concedió acceso. Sus lenguas se presionaron una contra la otra, explorando, saboreando. La morena tuvo que empujar hacia abajo su excitación cuando Narcissa gimió levemente. Hoy no era el momento, ni el lugar, para violar a una bruja que acababa de salir de prisión.

De mala gana, Hermione retiró la lengua y besó los labios magullados de Narcissa por última vez antes de juntar sus narices. Envolvió sus brazos alrededor del cuerpo de la rubia y se sobresaltó cuando sintió lo delgada que se había vuelto la mujer. No es de extrañar que siguiera temblando de frío. Hermione apretó las caderas de Narcissa.

"¿Nos vamos?"

"¿A donde?"

"Oh, es cierto. No lo sabes —murmuró Hermione. "Cissa, tuve que vender todas tus propiedades. La única que queda es Maison Black, donde ahora vive Draco. Necesitábamos el dinero para pagar sus multas por las reparaciones de guerra, para darle a Andy su parte de la herencia y para sobornar a algunas de las familias del Sagrado Veintiocho para que firmaran el documento y donaran su sangre.

La bruja tomó la información, pero parecía bastante imperturbable ante la noticia. No había disfrutado exactamente de vivir en Black Manor o Malfoy Manor. Solo la pérdida de la cabaña le dolió un poco, pero no es como si ella pasara mucho tiempo allí. Notó cómo Hermione había comenzado a juguetear con sus dedos, claramente nerviosa por su reacción. Narcissa cerró sus propias manos sobre las de Hermione.

"Entiendo, cariño. Entonces, vuelvo a preguntar. ¿A donde?"

"Mi casa", susurró Hermione, "quería llevarte a mi casa".

Narcissa sonrió, "llévame a casa entonces".

°°

Se aparecieron dentro de las protecciones de Hermione para que ningún muggle pudiera verlos. Hacía tiempo que había dispuesto que su escudo protector reconociera a Narcissa y le permitiera entrar. A juzgar por la sonrisa afectuosa de la bruja jugando alrededor de sus labios, sabía exactamente que Hermione esperaba que viviera con ella cuando la recogió en Azkaban.

La Chica Dorada de Gryffindor no se había portado mal. Vivía en una bonita casa adosada de Londres en un tranquilo barrio muggle cerca de un parque. Tenía su propio jardín, Narcissa podía ver por el camino al lado de la casa que conducía a la parte de atrás, y lo que parecían ser tres pisos ya que el ático también parecía estar en uso. Tenía una fachada de ladrillo rojo con antepechos blancos y ventanas blancas, y Narcissa puso los ojos en blanco cuando vio los narcisos al lado del camino que conducía a la puerta blanca.

"Presumida."

Hermione besó a la bruja en la mejilla, "tal vez los planté para mí".

La puerta se abrió después de un brusco movimiento de las muñecas de Hermione y Narcissa jadeó con agradable sorpresa. Había mucha luz natural que hacía que el pasillo se sintiera acogedor y espacioso. Las paredes eran blancas pero había una delgada franja decorativa en un verde menta que las rompía un poco horizontalmente. Un gran candelabro colgaba desde el tercer piso hasta el más bajo mientras la escalera giraba en espiral a su alrededor. Había bombillas a lo largo de todo el largo, por lo que cada parte del camino hacia arriba estaba iluminada. Narcissa también aprobó el piso que existía de muchas baldosas pequeñas con diferentes patrones, exhalando un aspecto mediterráneo que definitivamente apreciaba.