Púrpura

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La avena se vuelve color rosa por todo el tiempo en que le dejó las fresas reposando encima, había pasado mucho rato y aún no le daba ni una probada a su desayuno, solamente la miraba con un rostro serio, pensando adormecido en todo lo que pasaría...

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La avena se vuelve color rosa por todo el tiempo en que le dejó las fresas reposando encima, había pasado mucho rato y aún no le daba ni una probada a su desayuno, solamente la miraba con un rostro serio, pensando adormecido en todo lo que pasaría ese mismo día.

Mario paró de comer sus panqueques de repente cuando se dió cuenta de que algo pasaba con su hermano.

—Luigi, ¿Está todo bien?— preguntó curioso mientras limpiaba sus bigotes con una servilleta.

El de verde ni siquiera voltea a verlo, sus pupilas se mueven a su dirección mirándolo de reojo con la misma expresión. Pero todos tienen problemas, no tiene por qué preocupar a los demás, así que suspira antes de sonreír.

—Claro, es que no tengo mucha hambre— habla con un tono alegre esperando que decir eso sea suficiente.

Pero el rostro de su hermano le hace saber que no es así.

—¿Qué pasa? Se nota que no estás bien, y no sé por qué no me dices, estoy preocupado por tí— reclama mientras levanta ligeramente su brazo, manteniendo su mano en el aire dudando si posarla en el hombro ajeno.

"No me hagas esto" ruega Luigi al universo mientras mira intimidado a su hermano, no quiere hablar, no puede hablar, no debería hablar.

¿Qué le puede decir?

Desde su infancia su fraternidad goza de una conexión emocional y conveniente en muchos sentidos, uno de ellos es el apoyo arraigado a la complicidad que tanta confianza les hacía tener entre ellos en algunos ámbitos, a pesar de que al crecer aquello se fue borrando. Pero lo que no habían cambiado eran sus silencios tácitos en los que simplemente no hablaban de ciertos temas.

Temas de los que Luigi sabe y no habla, temas que Luigi no sabe que Mario sabe. Y viceversa.

Porque así el mundo de ambos puede encontrar la serenidad, a través de aceptar sin preguntar. Inocencia fingida, cortinas cerradas, la costumbre lo mantiene atado a pensar que no habría interés verdadero en una acción poco común.

Así que lo toma por sorpresa cuando Mario dice aquello, estaba cómodo con aquél trato de preguntar qué pasa, decir algo simple y sonreír como respuesta para seguir en lo suyo.

No quiere mentir, sabe que para toda acción hay una consecuencia.

¿Saben lo que es estar acostumbrado a guardar tus sentimientos para tí y que de repente te pregunten con seriedad lo que sientes?

—No es que no te quiera contar Mario, es que no quiero hablar de eso— habla triste, pero las pupilas de Mario se vuelven pequeñas al notar algo.

Luigi no estaba llorando.

Su hermano menor es una persona muy dura y fuerte físicamente, por más que sea algo miedoso termina dando todo de sí mismo aunque eso signifique arriesgar su cuerpo, pero emocionalmente es demasiado sensible y no resiste muchas cosas sin largarse a llorar hasta quedarse seco, con los párpados adoloridos, la nariz rojiza y las mejillas irritadas.

𝑭𝑳𝑶𝑾𝑬𝑹𝑺 ✦ 𝐵𝑜𝑤𝑢𝑖𝑔𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora