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"A veces siento que mi vida se basa en sucesos repentinos irreales con poca relación entre sí" piensa Luigi aborreciendo su propia existencia tan bizarra como un audiovisual blanco y negro de Dinamarca y bajo presupuesto.
Aquél lugar era una fiebre perpetúa, podía tener escalofríos mientras su cuerpo hervía, su corazón no tenía control, nunca había deseado tanto volver al castillo, incluso volver con su familia. Su mirar marino viaja a todos los rincones posibles analizando cada mínimo detalle de aquél palacio infernal, para nada porque ni siquiera intentaría escapar aunque tenga la oportunidad debido al profundo temor que paraliza su débil cuerpo, claro, junto con la magia del pequeño Koopa que lo mantenía en el aire.
Luigi juraba que incluso podía sentir el aire temblar con cada pisotón que Bowser daba en su caminar sin sentido, iba dando vueltas en círculos mientras maldecía furioso al reino champiñón y a todos los ancestros de sus habitantes.
—¡No saben con quién se metieron, si creen que soy horrible se llevarán la sorpresa de su vida cuando vean que puedo ser peor!— Grita raspando su garganta con aquella voz monstruosa que usaba al estar enojado. Iba dejando un rastro de sangre por donde pasaba mientras era seguido por un Koopa con trapos de piso limpiando a cada paso que el rey daba.
—¡Señor! Por favor, ya hablamos sobre actuar con ira momentánea— Suplicaba Kamek detrás suyo.
—¡Toma nota!— le grita Bowser al Koopa que limpiaba, quien rápidamente sacó de nadie sabe dónde una libreta para anotar todo lo que su rey le dictaba.
—invadir reino, quemar castillo, encerrar habitantes, secuestrar princesa, sacrificar Toads, robar corona, y comprar leche.
—¿Comprar leche?— cuestiona el Koopa parando de escribir.
—Hace unos días se acabó y a Junior no le gusta el té sólo— dice levantando los hombros, para luego llevar una mano a su frente con molestia, gruñir y golpear una pared cerca suyo, estaba realmente furioso.
—¡Majestad!— exclama Kamek siguiéndolo sobre su escoba mágica para tomar uno de los cuernos de la bestia estirandolo para llamar su atención.
—¡Señor, acabas de decir que no quieres una guerra, tú mismo lo dijiste, no estamos en condiciones y la medicina carece, tenemos todas las de perder!— habla rápido mordiendo sus propias garras.
Bowser lo mira enojado, pero una vez que tiene la mente más fría cambia su expresión para relajarse y suspirar muy frustrado, dejando salir todas las cenizas que tenía acumuladas. Tenía razón, no estaban en condiciones de comenzar una guerra estando todos los súbditos en tan mal estado al igual que sus armas, nunca habían pasado una crisis tal como la que estaban viviendo, debían ignorar todos los motivos que tenían para atacar y eso al rey lo llenaba de rabia, un nudo de piedras el cual se tiene que tragar si quiere que su pueblo tenga paz.
—Tienes razón, no podemos invadir ese reino… aún.
Los ojos de Luigi casi se salen de sus órbitas al escuchar aquello, sabiendo que hablaban del reino champiñón.
