Jlaudio - Por Una Borrachera

Octavo - Té Para Tres

—¿Como se lo vamos decir?, apenas y va a cumplir ocho — le preguntaba preocupado a su pareja.

—No lo sé, no lo quiero ver sufrir — Después de un rato respondió, aunque él era el del "problema" no sabia que responder ante esa pregunta.

—Hay que decirle ahora, tendrá un año y tres meses para asimilar todo lo que va a pasar cuando tú...— Comentó Jorge intentando buscar una solución al "problema"

—Sí, creo qué será un poco mejor para él qué se lo digamos ahora.

—No pensé que te lo fueras a tomar en serio...  No sé que voy hacer sin ti Claudio, tantas cosas que queríamos hacer.

—Sí. tantas cosas que nos faltaron por hacer.

—Creo que voy a dejar el trabajo este año que te queda.

—No, no hagas eso, Jorge, no dejes tu trabajo.

—Bueno, lo voy a dejar cuando te queden unos meses, para pasarlos enteramente conmigo y el Miguel.

—Haz lo que quieras.

—Disculpame.

—Lo que digas. Mejor ya vamos a decirle

Después de esa pequeña discusión de lo que iban a hacer, fueron al salón donde estaba el pequeño Miguel dibujando animales.

—Miguelito, tenemos algo qu- —Casi al terminar la oración, Claudio fue interrumpido por Miguel, quien estaba más concentrado en su dibujo qué en lo que le decían sus padres.

—Mami, ¿Como se conocieron tú y papá?— Jorge y Claudio se voltearon a ver.

—¿Tú te acuerdas de como nos conocimos? — Le susurro a Jorge.

—Sí, ahora se lo cuento, tú no te preocupes, cariño — Jorge se acomodo y soltó un suspiro — Bueno, Miguel... yo y tú mamá nos conocimos en la escuela.

—¿Y se enamoraron a primera vista como en las historias de princesas? — Miguel por fin había levantado la vista de su dibujo, prestándole más atención a su padre.

—No fue tan así, Miguelito, le comencé a hablar como al año siguiente, me pareció el chico más interesante y divertido qué había conocido hasta ese momento, y luego, como a los tres años de amistad me comenzó a gustar, y de ahí, se me hizo el hombre más guapo y lindo del mundo, antes de eso lo consideré como mi mejor y más íntimo amigo, y cuando teníamos veinte nos hicimos novios, después nos casamos y luego naciste tú — Aquél chico sabia que no habían sido así las cosas, pero su hijo todavía era muy pequeño como para saber la verdad.

—Ohhhh... pensé que sería más linda—Exclamó el niño, para después continuar con su dibujo.

—Miguel, lo que yo y tu mamá te queríamos decir... bueno... —

《¿Como decírselo sin lastimarlo más de lo que yo ya lo estoy con la noticia — Pensó aquél joven. 》

Miguel, ¿cuanto quieres a tu mamá?— Le pregunto, un tanto nervioso.

—Mucho, lo quiero mucho a él.

—Que bien que lo quieras mucho... Miguelito, hijo... ¿tu estarías triste si un día tu mamá ya no esta?

—¿Por qué me dices eso papá?

—Miguel... tu mamá va a morir.

—¿Qué?... —En ese momento, el niño comenzó a llorar por lo dicho por uno de sus padres, y salió corriendo a su cuarto.

—Conche tu madre, Jorge, ¡¿Qué demonios acabas de hacer?! — El chico estaba histérico, quería golpear al contrario, así que agarro lo primero que encontró y se lo tiró. Para suerte de Jorge fue una almohada. Y eso qué al lado había una lámpara sobre la masita de noche.

—Disculpame, mi amor, no tenia otra idea de como decirle.

—Y ahora lo tendré que ir a consolar, todo por tus tonterías.

—Disculpame, Claudio, no fue mi intención qué reaccionará así.

—Jorge... para la próxima piénsalo bien antes de decirle, ahora vuelvo, intentaré consolarlo e intentaré que comprenda mejor las cosas.

—Esta bien...

Claudio entro, en cuanto entró Miguel se voltio dándole la espalda a Claudio, en eso Claudio se sentó en la cama, y le habló —Miguelito... mi amor, te entendió, aveces tu padre es algo... estúpido.

—...

—Pero aunque lo diga de la forma más estúpida, aveces tiene razón, o dice la verdad, y en este caso lo que dijo es verdad, es doloroso para todos, pero es la verdad, yo voy a morir.

—Mami... no me dejes. — El niño se giro para poder abrazar las piernas del chico, dejándolo ver su rostro empapada de lágrimas, con los ojos inflamados y llorosos, su nariz roja y con un poco de moco, y sus mejillas rojas y un poco hinchadas.

—Comprendo como te sientes, mi vida y esta bien que llores— Le decía Claudio al pequeño mientras le acariciaba el pelo.
《Espero y que algún día me perdones Miguel —pensó》

Pasaron los meses, y poco a poco Claudio iba empeorando cada vez peor con su enfermedad, hasta el punto que tuvo que estar en reposo absoluto y en una habitación aparte, de la que compartía con su esposo, por su estado tan delicado tenia que recurrir a trato especial apto para él, y también ya qué él decía que no quería ir a morir en un hospital.

—Sii, y eso... Jorge, ¿me prometes una cosa?— Le pregunto volteando a verlo

—Dime, cariño

—Prométeme que cuando fallezca vas a cuidar bien del Miguel, y que no te vas a volver alcohólico, ni nada por el estilo, quiero que mi hijo viva bien cuando no este.

—Entendió lo que me pides, Claudio, te lo prometo, mi amor.

—Muchas gracias... Jorge, Te amo.

—Yo... igual te amo, Claudio...— Lo que el no sabia aun, esa que esa sería su última conversación con su amado esposo. Después, Jorge lo termino de arropar, y se fue, sin antes darle un beso en la boca a su esposo como forma de despedida, y deseándole unos dulces sueños a su amado.

/Al día siguiente/

—Buenos días, Claudio míooo —Cantó el joven al entrar en la habitación, antes de darse cuenta de lo realmente que le pasaba a su amado.

—Ohh, ¿Todavía no te has despertado, cariño?... ¿Claudio?— Él joven se acercó a la cama, ahí dándose cuenta de lo que realmente pasaba y lo que más temía, comenzó a llorar, a llorar como nunca lo había hecho hasta ese momento.

  Un martes doce de mayo de 1998 por la mañana, se dio terminará la vida de un joven, dejando sin madre a un niño, y viudo a un hombre. Realmente Claudio fue feliz al lado de ese par de individuos, quiénes a su vez formaron gran parte de su vida y de su felicidad...

Fin.