🔞🔞🔞—Ey, Park.
Jeon movió al rubio en un vago intento de apartarlo lo que el rubio, tomándolo como un desafío, se subió en su regaso con las piernas envueltas a cada lado de su cadera apretándose con fuerza contra el.
No es que Jungkook estubiera incómodo, al contrario, sentir el caliente cuerpo del Omega que de apoco empezaba a calentar al suyo era como estar en una nube con descargas eléctricas.
Pero sabía que no debía pasarse con el chico, no sin su consentimiento y que después terminara con un menor arrepentido, no quería afrontar tal desaire.
—J-Jungkook— habló como pudo el rubio, moviéndose lentamente sobre el, sus manos se aferraron a la parte de atrás de su cuello, sosteniendo algo de cabello mientras que sus ojos bajaron hasta la unión de ambos cuerpos viendo como sus erecciones estaban haciendo fricción entre si.
— Jimin, no podemos...
El menor ahora tomo grandes mechones de su negro pelo apretándolo más fuerte, hechando hacia atrás la cabeza del otro mientras que una de sus manos bajaba por su cuello e inesperadamente tomando con fuerza su cara obligándolo a mirarlo a los ojos.
El color natural del chico cambia a un azul intenso para después retomar su color original, su lobo batallaba por el control.
—Eres mi alfa— respondió firme— necesito de tí, ahora... y créeme cuando te digo que no me arrepentiré luego, estoy lo suficientemente cuerdo como para pensar y decidir que es lo que quiero, y te quiero a ti... dentro de mí.
Y entonces los ojos de Jeon cambiaron, rojos de deseo por la criatura entre sus brazos.
El beso fue desenfrenado, arrasador, no hubo un comienzo delicado ni despacio, fue más como un arranque de ira, dónde ambos la liberaban a través de sus milagrosas boca.
El pequeño jadeó, moviéndose en su lugar, quería una mejor posición, una en dónde tuviera su culo posicionado completamente sobre el enorme falo de su alfa.
Jeon lo entendió perfectamente por lo que separando sus bocas deliciosamente, dejó un rastro de saliva entre ambas, tomó con sus enormes manos el redondo culo del Omega, dándole fuertes apretones que dejarían hermosas marcas más tarde.
El mayo aún con sus manos aprestando el redondo trozo de carne se levantó del sofá, caminando hacia la habitación del rubio entre inentendibles direcciones de un Jimin jadeante y acalorado.
Una ves llegaron a la cama el alfa se sentó en el medio, ahora sí, acomodando al rubio justamente como quería, metió las manos por dentro de la tela del pantalón hasta agarra piel con piel, abriendo las mejillas firmes y de un tirón, empujando contra su prominente erección.
El insaciable Omega arqueó las espalda al sentir el amiguito entre sus nalgas y aunque llevaban ropa de por medio, la sensación se sentía demasiado bien.
Con su boca comenzó a buscar la de su jefe desesperadamente, mientras que sus manos comenzaban a quitarle la camisa al contrario.
No hablaban, solo gemidos, gruñidos y jadeos era lo único que salía de sus bocas, después de todo era su naturaleza.
Ambos comenzaron a deshacerse de la estorbosa tela que los abrazaba e impedía el verdadero contacto. Sus camisas cayeron al suelo separándose levanté para quitarlas pero volviendo a unirse al instante.
El Omega comenzo a bajar las manos, pasandolas por el perfecto abdomen de Jeon, trazando cada pequeño cuadro en este, su boca salió e instintivamente se separó del otro, comenzando a dejar lamidas desde su barbilla bajando hasta sus pectorales.