¿Y ahora que le sucede a Jungkook?
Me pregunté mientras mordía mis uñas. Desde la cena lo había estado ignorando y eso fue hace dos días.
Dos días sin hablarle a Jungkook.
Sentí un escalofrío al recordarlo, quizás ignorarlo no fue lo mejor que pude hacer.
Era ya de tarde, había salido del trabajo temprano, llevaba algunas semanas un poco sensible, quería ponerme a llorar de la rabia.
Estúpido Jungkook
Miré a mi alrededor, dudando a que hubiera alguna pertenencia en mi casa, ahora vivía prácticamente con el peli negro.
Suspiré, hoy iba a cocinar algo diferente a lo habitual para cambiar rutina y disculparme por mi niñato comportamiento de antes, inmediatamente.
¿Lo que más me molestaba? A Jungkook ni siquiera parecía importarle, simplemente cuando llegaba, comía, se bañaba e iba a dormir, todo claro, después de haberme dado el beso de buenas noches— me había acostumbrado— pero no era suficiente.
[_💜_]
Cuando Jeon llegó a casa rápidamente lo alcance y ahora fui yo quien depósito en sus labios un casto beso y oh dios, no sabía que lo necesitaba tanto hasta que lo besé.
El alfa solo me dejaba pequeños besos en la mejilla...
Ahora ven mi inconformidad.
Él ni siquiera reaccionó y me separé, enojado por 17363748 veces por sinceramente nada.
Seguro quería agarrar un resfriado.
Seguro era eso.
Me fui a mi habitación, dando un protaso con fuertes intenciones de que el idiota de abajo escuchara y notara lo molesto que estaba.
Me olvidé de las disculpas.
Me acomodé en la cama donde había formado un pequeño nido, con un montón de cosas mías, de Jeon, peluches y almohadas, muchas almohadas. Gracias a dios, la cama de Jungkook era tamaño King y había espacio de sobra para ambos.
Cuando se lo pedí se sorprendió, pero terminó asintiendo con una sonrisa.
Eso había sido el día antes del incidente de la cena.
Y Jungkook desde ese día no había dormido conmigo, por mi estupidez lo había sacado de mi nido, dejándolo dormir en el sofá y ahora lo extrañaba muchísimo.
Con un suspiro de resignación me reincorporé en la cama, apoyando los pies en el frío suelo para caminar fuera de la habitación, iría a reclamarle por su nefasto comportamiento.
Pero Jungkook no estaba allí.
Salí corriendo con dificultad por la prisa, enredándome en mis propios pies y casi cayendo varias veces, de milagro llegué con vida hasta fuera de la casa.
—Exagerado— rodó los ojos mi Omega, estaba extrañamente tranquilo, ¿acaso el insensible no tenía ojos en la cara?—literal.
Me quedé pardo en la puerta de la casa, frente al auto de Jungkook, dónde el mismo estaba depositando un par de maletas dentro.
Carajo, me asusté. Me asusté como la mierda.
— Vamos— me habló un serio Jeon.
—¿Qué, a dónde?
Él se me acercó tomándome de las manos y guiándome hasta el interior del auto. Me senté en la parte del acompañante y a los segundos la puerta del conductor fue abierta, entrando Jungkook y tomando haciento para encender el auto.