No deberían considerarse vacaciones si sólo me di una semana
Advertencia: Por un pequeño error de continuidad, hice modificaciones al capítulo dos, pero ya quedó resuelto. / Advertencia 2: El capítulo está muy largo, así que recomiendo leerlo en comodidad y con botanas (?)
Que lo disfruten.
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El Ragnarok terminó con la victoria de los humanos.
Los dioses, después de haber perdido tanto en tan trágico acontecimiento que ellos mismos comenzaron, decidieron aplicar una ley que separaría el Valhalla para que ningún alma humana cruzara y pudiera acceder a sus placeres como castigo a su osadía, a excepción de los combatientes que se ganaron el honor, por lo que, sin más que hacer, los espectadores se marcharon para nunca volver a ver a sus seres queridos, aún si se encontraban vivos o muertos. Era una probabilidad muy alta.
Los humanos ante esta decisión, desafiaron nuevamente a las divinidades y aclamaron por una nueva ley, ellos sólo se habían defendido de la ira de los dioses. Querían paz entre inmortales y mortales, algunos seguían siendo devotos a sus creencias, un acuerdo que impida la agresión mutua, no se sentían seguros aún si vivían en su lado del Valhalla, y si lograban eso, harían lo posible por traer a los caídos de regreso del Niflheim.
Zeus, como la autoridad principal, se rió porque eso era imposible de lograr, pero para los humanos que habían demostrado valor, dicha palabra no existía. Nostradamus, como el único ser capaz de destruir la puerta del Bifröst, encontró esa manera con ayuda de otras divinidades y, para demostrarlo, llevó al padre de la humanidad ante los dioses. Adán conservaba sus recuerdos del Ragnarok, y eso iluminó la esperanza de los grandes.
Humanos y dioses firmaron el acuerdo cuando ambos bandos recuperaron a los caídos, a excepción de las Valquirias en represalias por las acciones de Brynhildr, y un nuevo futuro les fue prometedor.
Algunos dioses se acercaron a los humanos, no había resentimiento en su actuar y demostraron que el acuerdo de paz era real; Les ofrecieron comodidades, hogares, alimentos, entretenimiento, amistad... pero incluso con algo como eso, a los combatientes les faltaba una pieza para estar completos.
Así es como en el mes doce, después de cinco años, sólo a las almas espectadoras en la arena durante el Ragnarok, se les permitía acceder a la parte del Valhalla donde los dioses coexistían con los trece campeones humanos, en una convivencia placentera como regalo por la victoria durante el evento catastrófico y como una muestra de la paz mutua.
Cada campeón espera la fecha con ansío por recibir la visita de sus seres más allegados sin ningún tipo de regla.
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