Después de...

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Mucho se dice sobre la relación entre la vida y la muerte. El cuento más grande y popular por generaciones enteras, ha sido que la vida crea seres capaces de sentir y disfrutar de todos los placeres existentes, y que la muerte, celosa por ello, se los arrebataba para siempre. Se odian, es de lo que hablan las malas lenguas.

Lo que no se dice, es que la vida y la muerte se aman mutuamente, porque una le hace regalos que la otra conservará por toda la eternidad. El amor, para ellas, se demuestra y se regala diferente maneras.

Mucho se cree, en que la vida se encarga de que dos almas se conozcan y amen hasta su último aliento, y que la muerte las separa una vez llegando a su reinado. No se piensa que la vida se asegura de que dos almas se relacionen mientras sus corazones latan, y que la muerte los reunirá en sus dominios por el fin de los tiempos.

La diosa de la vida se dio cuenta de qué podría regalarle a la diosa de la muerte luego de admirar una escena en una pequeña playa en Croacia en los años de 1861. Dos almas que deseaban volver a reunirse, pero que mientras los latidos del corazón de uno seguían al ritmo, nunca ocurrió.

"Hay muchas diosas que dan vida y muchos otros que la quitan, en realidad, todos pueden hacer eso." -le dijo la vida al alma humana. "A dónde vas, podrás volver a verlo, es tu deseo, ¿verdad?"

"Lo ha sido desde que era un niño."

"Muy bien. Está de más decirlo, pero no recordarás nuestra conversación. Ahora, como alma, te toca a ti disfrutar del merecido regalo. Si ves a la muerte, salúdala de mi parte."

"¿Acaso no es la muerte quién me recibirá?"

"No, en esta ocasión no lo será. Quién lo hará, se llama Brynhildr, es una Valquiria al servicio del panteón nórdico. Hay algo que necesita que hagas y estoy segura que lo lograrás. Cuando todo eso acabe, Nikola Tesla, podrás reencontrarte con el dios Poseidón. Aunque no será fácil, ¿de acuerdo?"

"Daré lo mejor de mí. Muchas gracias."

Esa no fue la última vez que la vida vio al humano, la muerte le devolvió su alma y ella hizo su corazón latir nuevamente, contenta por verlo vivir más de lo soñado.

-Hay algo que no entiendo, hermana Nilda.

Brynhildr se levantó el sombrero del rostro para mirar a la pequeña Geir, el resto de sus hermanas estaban dispersadas por la Gran Muralla en China, algunas están a lado de lo que alguna vez fueron grandes guerreros que dieron sus almas ante el Ragnarok, los Einherjar. Alvitr es la que trata de no correr para no llamar la atención, preocupada por ver al antiguo primer emperador chino, Qin Shi Huangdi, ir de un lado a otro cuál niño pequeño, después de todo, estaban visitando una de sus obras en su primera vida.

-¿Qué te inquieta? -preguntó ella-. Pronto volveremos al Valhalla, China fue el último destino a visitar. No puede ser que siendo una Valquiria, te marees subiendo a un avión.

-No es eso, es sobre todo este asunto de las segundas vidas. -Geir dijo-. ¿De verdad era necesario obligar a los Einherjar a tomarla?

-Creo que ya lo hablé en la reunión con el resto de los dioses. -Brynhildr se cruzó de brazos-. Dejaron de ser Einherjar cuando volvieron del Niflheim, eran almas comunes, y todas las almas debían cruzar por una segunda vida para mantener el equilibrio. ¿Recuerdas la última vez que cientos de almas llegaron al Valhalla? Eran demasiadas, que algunas no volvieron a renacer.

-Desaparecieron.

-Y no fue lo mismo con el Niflheim donde, hasta se sabía, nadie regresa. Las almas de aquella ocasión, no se sabe a dónde pararon, se esfumaron, y al no saber dónde están, no hay posibilidad de abogar por ellas.

˚✧·𝐀 𝐥𝐚 𝐨𝐫𝐢𝐥𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐚𝐫 ·✧˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora