˚✧·𝐀 𝐥𝐚 𝐨𝐫𝐢𝐥𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐚𝐫 ·✧˚

VII

Con una actitud posesiva y hasta celópata, Poseidón es mal guiado por el deseo de amenazar a cualquiera en el Valhalla de no acercarse a Nikola Tesla ahora que ha aceptado sus sentimientos, ya que es la persona que se convertirá en el futuro rey consorte del océano, y lo único que impedía ese movimiento, era el mismo humano que le hizo prometer que llevarían las cosas con calma.

"Tenemos una eternidad, ¿no es así? Hay que experimentar, ir de la mano. Después de todo, los dos somos nuevos en esto."

La paciencia no era una virtud para Poseidón, pero la va a aceptar de momento.

Haciendo caso a parte de sus palabras, el dios del mar le cuenta a su familia sus intenciones con el humano, éstas son serias y le hizo promesas porque quiere ser feliz con él. Zeus se ríe lo más alto que puede y con júbilo, ya que no pensó vivir hasta el día en que su hermano mayor encontraría el amor, a Ares parece que le dará un ataque de la indignación y la incredulidad porque el temido tirano se había doblegado a un humano; Hermes lanza un comentario sorpresivo, pero no tiene nada más que decir, Afrodita ríe enternecida y encantada, deseando ver cómo podían escalar las promesas hechas.

Apolo comenta que no puede haber coincidencia más bella que cuatro de los dioses griegos combatientes en el Ragnarok, terminaran atrapados en las redes humanas, Heracles le felicita con completo gusto y honestidad, ya que también eso ayudará a aliviar más las tensiones entre mortales e inmortales; De Hades conoce la respuesta, ha sido y siempre será su apoyo en sus decisiones, pero le recalca que sí de verdad quiere hacer las cosas bien y seriamente, hay algo por lo que debe pasar, de la misma manera en que Apolo, Heracles y él cruzaron.

Debe hablar con Adán.

Adán, el padre de la humanidad, el hombre que se logró ganar el respeto de todos y cada uno de los dioses del Valhalla de cada panteón sin excepción. Si su resistencia fuera mayor en ese combate, habría matado al padre del cosmos y probablemente terminado el Ragnarok ahí mismo, su poder era temido, y ningún dios quería enfrentarse a él, por eso Poseidón debe acatar sus palabras.

Concretó una reunión con él, dijo que sus sentimientos por Nikola Tesla eran puros y genuinos, jamás permitirá que alguien le levante la mano, le cumplirá cualquier deseo y velará por su felicidad. Se arrodilló frente a él, agachó la cabeza y le pidió permiso para demostrarle amor al humano sin la necesidad de que alguno de los demás Einherjar intervinieran.

Adán rechazó el permiso

Poseidón reconoce su pecado, porque no había sido bueno hasta ese momento, sus intenciones no fueron nobles a diferencia del resto de dioses. Heracles demostró pureza en su amor por Jack desde el inicio aún cuando debía cobrar su vida, y de regreso, lo buscó para continuar revelando que seguiría amándolo a él y a la humanidad. Apolo buscó a Simo Häyhä porque quería aprender a lidiar con la gran cicatriz que Leónidas le hizo durante su combate, al mismo tiempo que le enseñaba la belleza de las artes griegas; Fue difícil, pero ambos aprendieron al mismo tiempo y de la mano a superar y amarse como eran. Hades por último, quiso profundizar la conexión amistosa que tuvo con Qin Shi Huangdi en su pelea, quién lo aceptó gustoso porque, como ya lo había dicho, no tenía nada en contra suya, y al final, la amistad escaló en los dos amándose con locura.

Contrario a ellos, Poseidón consideró la presencia de Nikola Tesla como un fastidio desde 1861, lo atacó sin pensar y jamás le habló como una persona decente, aún si sus sentimientos comenzaban a florecer; Acató de momento el rechazo, mas no lo aceptó, y encontró el hueco cuando el juicio de Adamas se llevó acabo en manos humanas quienes tarde o temprano debían enterarse de lo sucedido en la fiesta.

"Yo tomaré el castigo de Adamas..."

Nikola no debía enterarse que Poseidón sería castigado en lugar de su hermano, qué tipo de escarmiento recibiría, cuando, ni mucho menos dónde, sin embargo, Göndul consideraba esto como una bajeza, porque si su humano quería estar a lado del dios en todo momento, sin importar el duro camino por delante, nadie debía impedirlo.