Tensión

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El almuerzo fue en completa normalidad, pero para los ojos de los demás, porque para mí fue estar en una pequeña cajita con una serpiente venenosa sin escapatoria y dispuesta a matarme. El Sr. Golden no se equivocaba cuando decía que su hijo hablaba más de la cuenta, pues no dejó de hacer comentarios en doble sentido en ningún momento. No veía la hora de que se acabara, pero los segundos parecían correr como horas.

Mi teléfono sonó y me excusé inmediatamente. Al ver que se trataba de Aiden la alegría me inundó el corazón.

—Mi cielo, ¿cómo estás? —caminé en dirección al balcón del restaurante.

—Muy bien, mi reina. Por acá pensándote y extrañándote mucho. ¿Estás muy ocupada?.

—Estoy en una reunión con el Sr. Golden y su hijo.

—¿Y no puedes escaparte? —su picardía me sacó una sonrisa—. Necesito verte y estar contigo.

—Sr. Bardot, tenemos toda la noche para amarnos. O es que acaso estás...

—¿Qué estás pensando, chiquita? —rió—. Estoy trabajando con Marino, pero no es a quien quiero tener frente a mí.

—Ah, ¿no? ¿Y entonces a quien quieres tener?.

Estaba tan sumergida en la suavidad de la voz de Aiden, que el mundo se me olvidó por completo a mi alrededor. Lo siguiente que sentí fue un par de fuertes brazos rodear mi cintura desde atrás, a la vez que enterró la nariz en mi cuello y presionó mi cuerpo al suyo. El aroma de su colonia me tranquilizó al instante en que me tensé.

—A nadie más que a ti, mi amor.

Aiden me encaró, enredando su mano en mi cabello y dándome un suave y tierno beso en los labios.

—¿De dónde has salido tu? —entrelacé los brazos a su cuello—. Que calladito eres.

—Vine a un almuerzo de negocios y te vi desde mi lugar. ¿Nos vamos? —sonrió malicioso.

—Dejé mi bolso en la mesa, Aiden. Además de que estoy con mi jefe. No puedo irme sin darle aviso, aun estoy en horas laborales.

—Te acompaño a que le avises que te vas y nos vamos.

—No puedo hacer eso.

—Hazlo por mí, por la necesidad tan grande que siento de tenerte y abrazarte cada segundo del día, mi reina.

—Eres tan tierno cuando pones esa expresión tan divina —atraje su boca a la mía, devorando sus labios con furor—. ¿Y qué se supone que diga?.

—Déjamelo todo a mí.

Caminamos de vuelta a mi mesa, y según llegamos a los Golden, Aiden se aferró fuertemente de mi muñeca. No sé por qué está tan apurado. Nunca antes lo había visto actuar de esta forma. La mirada que se dieron Aiden y Chris me congeló todo el cuerpo.

—Aiden, pero que sorpresa.

—Sr. Golden, sé que mi preciosura está en horas de trabajo, pero por hoy me lo voy a robar.

¿Por qué siento el corazón tan acelerado, como si se fuera a salir por mi boca en cualquier momento?.

—Tan obsesivo y posesivo como siempre, ¿verdad? —fruncí el ceño, ahora sí con la cabeza a punto de explotar—. Aiden Bardot nunca cambia.

¿De dónde se conocen Aiden y Chris? Me pregunté.

—Cuando se trata de mi esposa, lo obsesivo y lo posesivo se queda corto, Golden. Tu más que nadie debe saber cómo es que funciona esta... —Aiden tocó su cabeza con un dedo y luego sonrió ladeado—. Espero no cause problemas, pero tenemos que irnos.

—Por supuesto que no nos molesta que te lleves a Sarita, Aiden. Es normal que queramos proteger a nuestras mujeres a todo momento, y más cuando se está embarazada —la escasa sonrisa maliciosa de Chris volvió a aparecer.

—Felicidades, Sarita —alzó una copa de vino, mientras los nervios me apretaban el estómago cada vez más fuerte—. Felicidades por el pequeño Bardot que viene en camino.

Bebió pausadamente del vino, mientras la tensión entre él y Aiden crecía cada vez más en el aire. No sé por qué me dio una mala sensación entre ellos; como si se tratara de una rivalidad muy fuerte.

—Vámonos —Aiden me sacó del restaurante a paso a rápido y sin siquiera poder despedirme de ellos.

—¿Qué pasa, Aiden? Eso fue grosero —le reclamé en el auto.

Aiden se mantuvo en silencio durante todo el camino, y según llegamos a la casa se encerró en el despacho sin darme ninguna respuesta ni explicación. No sé qué le pasa o por qué razón está así hoy. Aiden no es de actuar grosero ante lo demás, ni mucho menos dejarme con la palabra en la boca a mí. 

Perfecto Desconocido[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora