Capítulo 4: En el infierno hay ángeles.

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Segundo de la ESO.  Como odié ese año. Recuerdo que en mi clase él y sus amigos me decian cosas todo el tiempo para reirse de mi y decían bromas y cosas homofóbas. En todo momento, no me dejaban en paz. También recuerdo que durante una clase uno de ellos gritó que yo era gay y que me gustaba alguien, también dijo el nombre de aquella persona. Casi lloré en aquel momento porqué mi secreto se había revelado otra vez.

Ahí es cuando pensé por primera vez en la muerte, el suicidio. La via de escape más rápida. Total, a quien le importaria que se muriera un maricon como yo. A nadie. Podría haberlo hecho y acabar con todo pero vi una luz en la oscuridad, vi dos ángeles que me rescataban del infierno que estaba sufriendo. Mis amigas. Mis amigas me ayudaron mucho en aquellos tiempos. Me salvaron la vida, creo que de no ser por ellas me habría acabado suicidando.

A mitad de curso nos dió por hacer mini banderas de países y colgarlas en el corcho de la clase, a mi se me ocurrió obviamente hacer la bandera LGBT. Sé que no es un país pero al menos para demostrar un poco de orgullo, confianza y para expresarme.

Sigo cagandome en el hijo de puta que la rompió y la quemó delante de mi al día siguiente.

Cuando acabó el curso, ya no me molestaban tanto como antes y eso me alegró bastante pero me acuerdo que en el grupo de WhatsApp de clase, aquél chico metió a amigos suyos de otros institutos y se empezaron a meter conmigo otra vez. Intenté defenderme lo suficiente y después salí de aquél grupo.

Destinado a la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora