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La castaña sabe que nunca ha sido una chica extrovertida o todo lo que tenga que ver con sociable, si no lo contrario. Encerrarse en la pequeña oficina para sumirse por largas horas de trabajo ya era una rutina de todos los dias a la estaba acostumbrada, pero algo había hecho mal esta mañana que acabo siendo despedida y debió afectarle demasiado porque ahora estaba en un lugar que en su vida se atrevería a pisar. Sin embargo, ya era el tercer trago de la noche y a pesar de que el líquido quemaba su garganta tan insoportablemente, no podía dejar de beberlo. Quizá era culpa del dolor y la inseguridad de no haber desempeñado una buena actitud para agradarle al director así como sus demás compañeras de trabajo. Ellas reían por cada palabra que salía de la boca del tipo, enrollaban un mechón de pelo en su dedo índice para manipularlo coquetamente, pero ella nunca fue así y tal vez por eso el hombre se molestó cuando detuvo de manera brusca la caricia en su brazo.

Suspira exhausta por los últimos acontecimientos de hace cinco horas atrás y se tambalea ligeramente sobre su asiento cuando intenta acomodar su postura incorrecta. Siempre era así, un defecto, un error y lo volvía a corregir hasta quedar perfecto, nunca existieron las imperfecciones, ni una hoja arrugada al que hacerle mala cara, aunque siempre hay una primera vez y le había costado.

Mira su alrededor viendo demasiados rostros cansados y otros tan alegres a su parecer, el ambiente es tranquilo con la música de fondo que algunas parejas bailan cómodamente, pero siempre con una intención final, puede verlo en cada expresión. Y ella no podría entender jamás porque las personas solo aprovechaban momentos agradables para tocar/acariciar más allá de lo ajeno, pero..

¿Que se sentiría salir de su zona de confort?..

- Hola linda, ¿Quieres bailar conmigo?.

Justo cuando ese pensamiento estaba cruzando por su mente, un desconocido se acercó sin titubear y extendió su mano invitándola a sujetarlo, no se había acercado con mentiras, solo con simpleza.

"Las mujeres reservadas y secas como tú, nos aburren. Por eso se quedan solas"

Si eso era verdad, entonces ella era un caso perdido. Los hombres encuentran más atractivas a las mujeres extrovertidas, aquellas que no temen a decir lo que piensan o simplemente toman las riendas del asunto, pero ella solo miraba, escuchaba y se quedaba callada. Prefería mil veces quedarse en casa leyendo un libro mientras bebe una taza de café que ir de fiesta a antros como la mayoría suele hacerlo.

Incluso las mujeres mayores que se encontraban en el bar esa noche llevaban vestidos hermosos y escotados de acuerdo al lugar y ella solo estaba ahí con ropa de oficina y un peinado muy ridículo que no tenía nada que ver con el ambiente, pero a fin de cuentas no es como si le importará o bueno si, un poco..

Aún con aquellos pensamientos se atrevió a mirar al hombre y hacer contacto visual para después sonreír por su propia desgracia ajena.

¿Que había mirado en ella para acercarse?.

Piensa que no tenia nada que llamara la atención de los hombres en ese sitio, inclusive las ancianas se miraban más seductoras.

- No, gracias.

Rechazo al hombre con tanta indiferencia para después voltear hacia la barra porque el autodesprecio la estaba destruyendo lentamente y algunas lágrimas querían salir a empapar sus mejillas. De un solo trago bebió el horrendo líquido junto con el nudo en su garganta, ignorando la llamada entrante de su móvil.

ꜱᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏꜱ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀᴅᴏꜱ.. [ Kim Seok Jin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora