7.🍁

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De alguna manera el ritmo cardíaco de su corazón aumento nervioso y emocionado de ver finalmente a esa mujer que lo hechizo. La castaña era hermosa, sus pestañas negras y onduladas adornando sus párpados, las chapas en sus mejillas parecían haber sido pintadas con sumo cuidado por un pincel, sus labios finos de un rosa pastel encajando perfectamente en su precioso rostro y sin exagerar, quedó aún más cautivado.

No existía nadie más que ellos dos, compartiendo los mismos sentimientos u emociones, la misma consternación y preocupación por el inesperado encuentro de volverse a ver.

Seokjin quiso ser el primero en hablar para dejarle en claro que había regresado por ella y para no irse jamás (Porque él ya no quería irse). Queria decirle lo maravilloso que era volver a verla y tenerla cerca, de hacerle saber todas las jodidas sensaciones que le hacía sentir, pero cuando dio un minúsculo paso hacia ella, la vio desvanecerse..

Tal fue la impresión que sin pensarlo se arrodilló para sujetarla en sus brazos, sintiendo el algodón tejido de su suéter beige y su suave cabello castaño en la palma de su mano derecha con la que sostenía su nuca. La apariencia del rostro femenino se miraba algo decaído y su piel un tanto pálida, si la miraba detenidamente, se notaban las ojeras bajo sus ojos y sus orbes rojos como si hubiese llorado y Seokjin lamento mucho verla así. Probablemente eran las consecuencias del problema que tuvo hace días y que Ji-hyo le había comentado.

- Bastardo de mierda.. - odió al causante de la agonía de la castaña y enseguida su pulgar acaricio los delgados labios, recorriendo hasta su cuello sintiendo por segunda vez la textura de la piel contraria.

Pero ante la crisis de la consternante situación, Ji-hyo apareció haciendo una escena melodramática al ver a su mejor amiga desmayada en los brazos de se cita.

- ¿Que paso? - la pelirroja lo vio con desconcierto y suma molestia, aunque quiso ocultarlo, Kim se dio cuenta. -- Llevemosla a su habitación - el pelínegro no se hizo esperar y cargo a la castaña en sus brazos, siguiendo a la contraria.

- Deberíamos llamar un médico - Dijo preocupado, recostando cuidadosamente a ___.

- Tienes razón - la pelirroja salió apresurada, sus palabras pesadas calaron los oídos del pelínegro.

Seokjin se sentó en la orilla de la cama, quitando los cabellos castaños que cubrían el rostro ajeno, sus dedos rosando ligeramente la suave piel era como una adicción.

- Estoy tan preocupado.. - estaba un poco decepcionado, no creía que su reencuentro sería un total desastre.

La habitación de ___ se sentía calida, las cortinas blancas que colgaban estaban cerradas, evitando que la luz del atardecer y la fresca brisa se colaran. Se levantó mirando detenidamente cada detalle de la habitación, paredes café claro, los pequeños cuadros encima del buró con fotos de ___ sobre su infancia o algunas desde tres meses atrás, donde se le veía sonriendo conforme su cabello castaño se mecía por el viento.

Todo el entorno era tan agradable para Seokjin, un lugar de donde quisiera estar pero compartir con esa muchacha. Mientras miraba aquella fotografía donde ___ estaba abrazando el tronco del verdoso árbol conforme sonreía divertidamente, pensaba en lo maravilloso que pudo haber sido ese día para ella, lo sencilla que era y apreciando las pequeñas cosas.

- ¡Aqui está el doctor! - la voz de Ji-hyo lo hizo salir de sus cómodos pensamientos y su mirada preocupada se poso en el hombre mayor.

- Buenas tardes - dijo el hombre y Seokjin rápidamente hizo una reverencia.

- Gracias por venir - miro como el hombre se acercaba aun lado de ___ y sacaba su estetoscopio para revisar su ritmo cardíaco, luego le tomaba el pulso.

ꜱᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏꜱ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀᴅᴏꜱ.. [ Kim Seok Jin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora