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Desde el último piso del edificio SeokJin mira tras el ventanal el atardecer en su punto máximo conforme el bolígrafo dorado maniobra perfectamente en sus dedos, el sol desde el horizonte y los cálidos rayos bañan la ciudad mientras el inicio de las sombras de la noche comienzan desde el suelo.
La tranquilidad que le brinda el hermoso espectáculo es indescriptible, quisiera quedarse por siempre observando este momento, estaba seguro que nunca se aburriría. Todo este escenario es como tener el mundo en sus manos, algo que sin dudar le ha sido obsequiado en recompensa a tanto esfuerzo a su arduo trabajo. Jamás en la vida se visualizo de tal modo, sentado en un cómodo asiento como Ceo de una lujosa oficina de su propia Corporación, estaba orgulloso de si mismo, y no se arrepentía de los cientos de tropiezos por los que tuvo que pasar para llegar al éxito.

Inesperadamente la noche anterior inunda su mente y el rostro de esa preciosa castaña se ve reflejado en el ventanal frente a el, no puede evitar sonreír al recordar los gestos placenteros, las delgadas y suaves manos de la mujer junto a las suyas o esa dulce voz gimiendo tras su oído. Ha estado con una que otra mujer para distraerse, claro y ellas no se oponen a sus sucias propuestas, tampoco va negar que han sido aventuras grandiosas de una noche, pero esta vez todo fue diferente a lo común. Esa mujer se había entregado ciegamente a sus brazos y disfrutado plenamente de sus caricias e incluso podía ver esa inocencia en su mirada suplicante, algo que de alguna manera había hecho que deseara protegerla cada segundo compartido.

Aún la recuerda profundamente dormida en esa cama de hotel mientras su pecho subía y bajaba sutilmente a consecuencia de su respiración despreocupada. Su cuerpo desnudo cubierto únicamente con la delgada sabana que marcaba las facciones de sus curvas conforme una de sus sensuales piernas sobresalía tentadoramente de la tela. Y es que Seokjin no pudo sentirse más afortunado de haber conocido a una mujer tan hermosa y espectacular, aquella que se ponía a la defensiva e incluso por lo más pequeño con tal de tener la razón, pero sin dañar. Aunque era una lástima no volverla a ver, tal vez solo por esa razón había dudado en mirarla por última vez y salir por esa puerta, sin embargo; había sido lo correcto, no debía involucrar emociones con aventuras pasajeras después de todo aquella desconocida también estaba allí por una razón, una noche de placer.

La puerta de su oficina fue tocada con ligeros golpes obligándolo a regresar a la realidad y mirar aquella dirección.

- Adelante.

Soobin secretario de Kim Taehyung ( su amigo ) entro al lugar con cierta elegancia con una carpeta en mano.

- El Sr. Gwan ha solicitado el cambio de hora para la cena de este jueves.

Dijo cortésmente dejando la carpeta en el escritorio del lado de Seokjin.

- ¿Algún inconveniente?.

Kim pregunta hojeando y analizando lo que el de hebras chocolates le ha otorgado.

- Al parecer habrá un festival en la escuela de su pequeña hija y no quiere perdérselo.

Dice con empatía a lo que Seokjin asiente sin problema. Sabía lo importante que es que un padre comparta aquellos momentos con su hija y lo significativo que era para un menor que sus padres esten apoyándolo.

- Ajusta la hora adecuada.

Sujeta el bolígrafo dorado y firma cada hoja donde la línea lo indica, sin notar el asentamiento del muchacho.

- Por cierto, hemos encontrado a la persona para sustituir a So-Hye.

El pelínegro asiente abruptamente, pues había olvidado tal asunto sobre su nueva asistente, ya que la anterior renunció hace una semana debido a conflictos personales. Que sin pensarlo dejo el trabajo de su agenda a Soobin hasta encontrar a alguien.

ꜱᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏꜱ ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴀᴅᴏꜱ.. [ Kim Seok Jin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora