Semana 3- Como gato encerrado

160 13 5
                                    

Kaedra llevaba cerca de una semana encerrada en su habitación y estaba que se subía por las paredes. Tenían que esperar el aviso de la liga de leyendas para poder inscribirse, hasta entonces, tocaba esperar. Quería correr, quería abrir la ventana y gritar, quería pegar a alguien. Sus ojos se posaron en Soraka y descartó la idea. Entonces se fijó en que Soraka estaba escribiendo algo. Kaedra se acercó curiosa:

-¿Qué haces? -.

Soraka levantó la vista de la mesa, estaba escribiendo en un libro con una pluma:

-Quería probar qué se siente al tener un diario -.

Kaedra no pudo esconder su sonrisa:

-¿Nunca has tenido uno? -.

Soraka negó con la cabeza:

-Nunca he tenido nada para mí -.

Aquella frase le dio una idea a Kaedra:

-Tenemos tiempo hasta que nos llamen, ¿quieres venir de compras? -.

Soraka lo meditó un momento:

-Salir de compras rompería tu concentración. Me niego.


"Distrito de tiendas- Plaza de Valoran -"

Las tiendas estaban abarrotadas. Cientos de personajes extraños rondaban los diferentes puestos y tenderetes de comida. Kaedra y Soraka estaban viendo una tienda de ropa cuando algo les llamó la atención:

-Soraka, creo que esto podría gustarte -.

Kaedra le mostró un vestido precioso de color anaranjado:

-¿Te gusta? -.

Soraka lo examinó más de cerca:

-Kaedra, es precioso... Pero el precio... -.

-Ah ah, ni lo nombres. Nunca has tenido nada y te mereces algo -.

Kaedra llamó al dependiente:

-Disculpe, estamos interesadas en este vestido. ¿Cuánto cuesta? -.

Un señor alto y fibroso llegó al mostrador. Lucía una camisa extremadamente ajustada y le quedaba corta. Tenía un bigote enorme y una calva brillante:

-Esta camisa la tejió mi madrre con sus prropias manos -.

Tenía un acento muy marcado en la "R" y tenía una especie de hamster blanco con cuernos en el hombro:

-Muy buena tela, si -.

La sonrisa de aquel hombre bajo el bigote no decrecía:

-Y... ¿Cuanto vale? -.

El hombre meditó unos momentos:

-Mi madrre siemprre me decía:"Si un vestido vale la pena, entonces es muy valioso" -.

-Es para mi amiga, nunca ha tenido nada y me parecía bien hacerle un regalo -.

Aquellas palabras hicieron que el hombre diera un salto en su sitio:

-Entonces es tuya -.

-¿Qué? -.

-Mi madrre siempre me decía:"Un corrazón helado solo necesita un regalo cálido". Es tuyo -.

-Vaya... Muchas gracias señor... -.

-Braum. Puedes llamarme Braum -.

Ese día Soraka recibió su primer regalo en toda su vida. Aunque no fuera muy expresiva, Soraka le estaría eternamente agradecida a su invocadora.


El sol estaba escondiéndose tras el horizonte cuando Kaedra y Soraka emprendieron el camino de vuelta. Ambas estaban hambrientas, y decidieron parar en un puesto de comida rápida para saciar el apetito. Vieron un puesto de perritos calientes y se acercaron a pedir:

-Buenas tardes señor, quisiera pedir un... ¿Graves? -.

No se si os lo imagináis, pero haced un esfuerzo. Un hombre alto y corpulento con dos puros en la boca y cara de mala gana, lucía un uniforme blanco con el logotipo de un perrito caliente sonriendo. Una redecilla para el pelo, y unos guantes complementaban la escena:

-Ríete y te lleno el cuerpo de plomo... -.

-¿Qué haces aquí? -.

-¿Vas a pedir o vas a interrogarme? -.

-Quisiera dos perritos calientes con salsa -.

Mientras Graves hacía los perritos Kaedra no pudo evitar reprimir una risa. Graves se dio la vuelta:

-No hago esto porque quiera. Mi invocador me dijo que lo sustituyera mientras él iba a hacer la inscripción en la liga -.

-¿Inscripción? -.

Graves respondió al tiempo que volvía con lo suyo:

-Tienes un plazo limitado para inscribirte. Si no recuerdo mal, quedaban pocas plazas -.

Soraka y Kaedra se miraron estupefactas:

-Pero... ¿No tienen que llamarte? -.

-¿Llamarte? Toc, toc, soy la liga de las leyendas... Claro que no, mocosa. ¿Quién te ha dicho semejante desfachatez? -.

Kaedra hizo memoria. El recepcionista del hotel en el que se alojaban les había dicho que esperaran en sus habitaciones mientras las llamaban:

-Pequeña idiota. Se refería al servicio de habitaciones... -.

Graves se frotó la cara y se la manchó de grasa de las salchichas:

-Tu madre me mataría si se enterara... -.

La preocupación de Kaedra fue en aumento:

-¿Dónde tengo que inscribirme? -.

Graves señaló un edificio lejano con una torre muy alta:

-Si no me equivoco... Tienes un par de horas hasta que cierren en plazo de admisión -.

Graves se dispuso a coger los perritos. Pero al darse la vuelta Kaedra y Soraka ya se habían marchado.


La cola de admisiones era inmensa. Pero finalmente consiguieron llegar al mostrador. No tuvieron muchos problemas, aunque mucha gente los miró mal por el mero hecho de ser una niña. Aún con el corazón en un puño, Kaedra volvió a sus habitaciones con la ilusión de estar en la liga que tanto había esperado.



Siento que sean tan cortos estos capítulos, pero estoy de exámenes.

PD: Casi hemos llegado a 1000 lecturas y no andamos faltos de comentarios y apoyos. Muchas gracias a todos :D

Memorias de un invocadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora