Semana 2, Segundo día- Diario de alguien pequeño y diminuto

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"Y ahí estaba yo, como un colibrí rodeada por una bandada de halcones. En mitad del puerto en pleno desembarque, con una maleta pequeña en la mano y soportando la mirada de desaprobación de todos los que pasaban a mi lado. ¿A caso no me veían como una posible invocadora?, Pero... ¿qué se han creído?. Voy a demostrarles que yo también puedo llegar igual de lejos que cualquiera de ellos, panda de... "

La voz de Soraka despertó a Kaedra de su ensimismamiento. Estaba escribiendo con una pluma en un cuaderno:

-Ya es hora, el carro va a salir en dirección a la liga -.

Kaedra cerró su diario y se puso en marcha.


La concurrida plaza estaba abarrotada de todo tipo de personajes extraños y extravagantes. Desde yordles hasta gigantes pasando por señores un tanto desconcertantes... Hasta un escorpión. Y si, Kaedra se sentía pequeña y diminuta entre todo ese alboroto. Se abrió paso hasta un carruaje enorme tirado por dos jabalíes enormes. A lomo de uno de los jabalíes había una mujer zarandeando una maza sobre su cabeza y alentando a los jabalíes. La escena debió de conmover a Kaedra, puesto que un hombre gordo se acercó y le habló:

-Es Sejuani, no hay una jinete de jabalíes mejor en toda la zona de valoran -.

Kaedra se giró y chocó contra una espesa barba anaranjada. El hombre... Corpulento, se retiró hacia atrás y se disculpó:

-Lo siento pequeña, no es fácil moverse por este barullo cargando un barril de vino -.

Kaedra se fijó en que llevaba un tonel de vino bajo el brazo:

-¿Por qué vino señor... ?-.

-Gragas, ¿Y por qué no?. Siempre es buen momento para un trago -.

El hombre rió abiertamente y su barriga tembló como el mar. Entonces Gragas se fijó en Soraka:

-Ya veo, debes de ser una aprendiz de invocadora -.

Kaedra no pudo evitar ruborizarse ante aquellas palabras. No se consideraba invocadora aún, pero al oír eso casi pudo creérselo. Pero Gragas debió de ver la duda en los ojos de Kaedra:

-¿Sabes donde tienes que ir? -.

Kaedra negó con la cabeza:

-Barriles podridos, ¿Osas venir a la capital sin un guía? -.

-Tenía uno pero... Se marchó -.

Gragas mesó su barba unos instantes y al final se decidió:

-Ven conmigo, supongo que vamos al mismo sitio -.

-Pero señor yo... -.

-Ah ah... Esta ronda la pago yo, ven -.

Gragas subió al carruaje y el carro se hundió levemente. Kaedra subió detrás de él y Sejuani azotó a los jabalíes gritando "¡Bristel!".

"... Nunca supe que significaba esa palabra. Sin embargo la compañía de Gragas fue muy divertida. Sabe mucho sobre vinos de toda clase y su aliento siempre huele a uvas. La decepción llegó más tarde al enterarme de que Gragas era un campeón y que quizá tuviera que enfrentarme a él tarde o temprano. De todos modos estoy escribiendo esto alojada en unas habitaciones desde las que veo la liga de leyenda... Que nervios."

"Ah, se me olvidaba. Dejo esto como recordatorio: Esconder los plátanos silvestres, a Soraka le encantan"

Memorias de un invocadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora