Mes 1. Semana 3- Días extraños. (Especial Nuevo Campeón: Tahm Kench)

155 10 14
                                    

"Los días posteriores a la muerte fueron extraños. No tuve ganas de hacer nada y claro... Soraka se extrañaba. Y no, no le he dicho a nadie la muerte de Twisted. Solo yo se lo que ocurrió ese día hace una semana. Graves insistió mucho en saber que había pasado. En cambio Riven se mantuvo callada... Se lo agradezco mucho. Ezreal se recupera rápidamente y a Elisa ya le dieron el alta. De Ian y Teemo aún no se nada.  Supongo que han sido días extraños... "

Kaedra dejó la pluma a un lado y se frotó la cara exhausta. Se retiró de la silla y miró hacia la cama:

-¿Qué hacéis? -.

Estaban jugando a las cartas:

-Es un nuevo juego de  cartas. Por turno ganas un cristal de maná y sacas monstruos que... -.

Soraka hizo un movimiento aprovechando que Riven estaba explicándole las reglas a Kaedra:

-¡Eh! Eso es trampa -.

Soraka se encogió de hombros:

-Suerte en la próxima -.

Kaedra se acercó más:

-¿Cómo se llama? -.

-Heartstone, ¿quieres probarlo? -.

-Creo que paso -.

Riven había cogido mucha confianza desde que llegó al hotel. Ya poco quedaba de la chica tímida y ávida guerrera. Ahora era más abierta y confiada y sonreía más. Pero su pasado seguía teniendo lagunas. Esa tarde Kaedra salió a dar un paseo para despejarse. Insistió que ya no había peligro y que quería estar sola. Después de aceptar a regañadientes, Riven continuó su ardua partida contra Soraka.

La calle estaba tranquila. La puerta del hotel daba a una plaza circular con una fuente en el centro. El sol estaba en lo más alto y el aire olía a limpio. Pero todo se sentía... Extraño. Como ya ha dicho Kaedra, eran días extraños. Kaedra paseó por la calle con la mirada perdida. Los puestos y tenderetes se agolpaban a ambos lados de la gran calle central de Valoran. Pero Kaedra quería pasear, olvidarse de todo y alejar las nubes de tristeza. Siguió caminando más allá de las calles y más allá de Valoran hasta internarse en un camino de tierra en las afueras de la ciudad. Desde lejos, el ruido de la ciudad no era mas que un leve murmullo en el aire. Siguió caminando hasta oler algo en el aire. Olía a agua. El río Aguas Estancadas corría tranquilo por debajo de un puente por el que cruzaba el camino. Kaedra se desvió del camino y bajó una pequeña cuesta cubierta de hierba. Pronto le llegó el sonido del agua corriendo libre. Se acercó a la orilla y vio su reflejo en el agua. Se retiró y se tumbó en la hierba, cerca de la orilla.

Su mente voló a lugares lejanos. Recordó su casa del bosque ya su madre. Hacía ya casi dos meses que había dejado su hogar y lo echaba de menos. Luego su mente voló en el tiempo, y recuerdos oscuros y desagradables plagaron su cabeza. La tristeza la invadió:

-¿Lo echas de menos? -.

Kaedra se incorporó de un salto:

-¿Quién está ahí? -.

De entre las ramas apareció una especie de hombre pez gato. Lucía una tripa oronda y un sombrero de copa que era enano en comparación con su enorme cabeza. Un traje de chaqueta elegante y mojado complementaba una boca gigante llena de dientes acompañada de un bigote:

-No te asustes, por favor -.

Kaedras retrocedió:

-Quién eres... -.

El hombre pez... Gato se asió el traje y sacó su enorme lengua, que agarró con una mano y la estiró al tiempo que con la otra la hacía vibrar como la cuerda de una guitarra y entonaba una canción. Kaedra se relajó:

Memorias de un invocadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora