Capítulo 14: Libres.

318 34 4
                                    



POV Robin.

Luffy había despertado luego un largo tiempo de reposo, sin embargo despertar es una palabra ya que le hecho era que él no podía ver nada.

-¿Qué estoy tomando? Esta muy amargo- Dijo Luffy mientras bebía con cuidado el contenido de la taza.

-Café-

-Oh, no me gusta- Dijo este, quizás debí ponerle un poco de azúcar.

-A mi si-

-A mí también- Dijo rápidamente.

-...-

-¿Cómo voy en la mejoría de mis ojos?- Pregunto algo intrigado de la situación de sus ojos.

-En unos días podrás quitarte la venda- Luffy quería ya quitarse la venda de sus ojos, sin embargo el medico dijo que se había dañado mucho, sin embargo se había librado del riesgo de quedar ciego.

-¿Sabes? Me hubiera puesto triste si me hubieran dicho que quedaría ciego...-

-Supongo que es algo nadie desea, aunque he oído de una chica que pelea aun estando ciega, pero, ¿Por qué lo mencionas?- Mencione, al parecer en este lugar la gente pelea aun a pesar de cualquier dificultad o discapacidad.

-Bueno, de no poder ver, no podría ver lo hermosa que eres todo el tiempo-

-...-

-¿Te sonrojaste?- Si lo hice, pero no iba decirle eso, a pesar de no ver su rostro sabia que el se divertía con los comentarios que hacía.

-Solo descansa-

-Oye Robin...en verdad me gustas, pero...quisiera saber lo que sientes-

-Soy algo mayo que tu Luffy, en verdad siento agradecimiento por lo que hiciste pero no deja de ser mi culpa el hecho de que estes ahí en esa cama herido y la venda en los ojos- Luffy se quedo pensativo un momento luego de lo que dije, sin embargo insistió en algo...

-Pero...yo decidí eso, quise luchar por ti...bueno, para que te dejen en paz, pero no cambia que me has gustado desde el primer día que te conocí- Si esto era una declaración no era le momento ni el lugar para hacerlo.

-Aun eres un joven Luffy, fuerte y con habilidades extraordinarias pero debes entender que el amor es algo complejo, no puedes solo decirlo de esa forma, tienes que comprender realmente lo que sientes- Esperaba que mi explicación pudiera disuadirlo, sin embargo era algo que me decía casi todo el tiempo para no tener que estar pensando mucho al respecto de eso, mis sentimientos son algo complejos como para reducirlos a un siempre "También yo"

-Estoy seguro de que la amo- ¿Por qué parece tan fácil decirlo?

-Descansa-

.

Decidí dejar a Luffy descansar, en el pasillo Zoro estaba llegando.

-¿Qué haces aquí?-

-Vine a ver a tu amado- Dijo este en un tono de burla.

-No es...-

-Si, si, parece que mejorara pronto- Menciono mirándole desde la puerta.

-Si, el doctor dijo que estaría bien que regrese a casa en unos días-

-Eso es bueno, nunca he sido fan de estar en hospitales- Dije mirando el lugar, me traía ciertos recuerdos que no eran de mi agrado.

-Lo mismo digo, bien, solo vine a dejarle algo de comida-

-Gracias por la ayuda- Le dije antes de que se fuera.

-No hay de que, es un buen chico, cualquier persona enamorada hace estupideces pero él es otro nivel- Menciono este, lo pensé un momento y pregunté.

-¿Crees que está enamorado?-

-Si, es evidente, aunque no puedo decir lo mismo de ti- Menciono refiriéndose a que no lucia con un semblante de sentir lo mismo por el joven que yacía con vendas en los ojos en aquella habitación.

-Es complicado, admirada estoy por lo que hizo pero no se si pueda decir que siento amor-

-Deberías resolver eso, un corazón roto es algo que no tiene cura, además, considero que aun con una respuesta negativa, ese chico de ahí estará para ti, pero no sería bueno ilusionarlo con que algún día será correspondido- Las palabras de Zoro quitaron de mi cabeza la pequeña intensión de hacer aquello último, pero igual mi ética no permitiría aprovecharme de ese joven, quien ya dio mucho de sí por mí.

-Comprendo-

.

POV Luffy.

No supe cuando pero un día ya no estaba en el hospital, simplemente estaba en la casa de Robin comiendo tranquilamente, la venda pronto me la quitarían, incluso practiqué un poco caminando guiándome por el oído, no tuve mucho éxito. Sin embargo sentía alegría porque ahora estábamos libres.

Mi MaestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora