Pov Aida
Me encontraba en el estudio de Thomas. Me dejó ensallar aquí pero en cierta parte me daba vergüenza tocar frente a él.
— ¿Estás seguro de que me quieres ver ensallar? Te puedes aburrir....
— Segurisimo, quiero verte ensallar.
— Está bien pero no me distraigas, me da cosa que me vean entrenar...
Asintió, me posicioné y empecé a tocar una escalera de notas para acostumbrarme. Thomas solo me miraba fijamente, poniéndome algo nerviosa. Por lo que vi, lo notó.
— Tú tranquila, haz cono que no esté. No quiero incomodarte.
— Eso intento pero me cuesta, ¿si?
— Pues me pondré de espaldas para que no te de vergüenza. — Se giró, evitando mirarme. Solo suspiré por su idea tan extraña.
Me concentré y empecé a tocar algo de Bach, la primera composición que tocaríamos mi hermano y yo. Fui de lento a un tono más normal hasta poder completar la mitad del violín 2, pero perdí el control de nuevo. Dejé de tocar y coloqué el violín en la silla más cercana que tenía para después agacharme y agarrar mi cabeza.
— ¿Aida? ¿Pasó algo? — Se giró para verme y cuando vio como estaba, fue rápidamente hacia mi.
— No puedo... No puedo, es demasiado. — Me encontraba alterada y llorando.
— Aida, ¿qué pasa? — Al verme, me empezó a abrazar y a consolar. — Ya está, no te preocupes...
Correspondí el abrazo, poco a poco iba calmandome hasta que dejé de temblar. Thomas se alejó de mi preocupado mientras acariciaba mi cara suavemente.
— ¿Qué ha pasado? ¿Estás mejor? — Asentí.
— Lo siento, no quería que vieras eso... Este es uno de los motivos del porqué no toco...
— No pasa nada, ¿si? — Lo miré decepcionada de mi misma, ¿cómo era posible que después de todo no me regañase?
— Pero... — Fui interrumpida por él.
— Ni peros ni peras. Déjate llevar y no dejes que el pasado te atormente.
Me sonrió provocando que me sintiera mucho mejor. Se levantó y me ayudó a levantarme, agarró mi violín y me lo pasó. Me puse en posición, siendo observada por Thomas que me sonreía dulcemente.
— Déjate llevar, lo harás muy bien. — Mostraba una sonrisa muy calmada que emitía tranquilidad.
Asentí y volví a tocar, dejandome llevar por los sonidos que emitía el violín. No sentí miedo ni desesperación durante un tiempo hasta que por fin pude terminar esa pieza. Miré a Thomas con alegría, él me aplaudía felizmente por mi pequeño logro.
— ¡Mira, lo he hecho! — Saltaba de alegría, Thomas solo se reía.
— Lo has hecho muy bien, linda. — Dejé mi violín en la silla que usé antes y salté dirección hacía Thomas provocando que él me agarrase al aire.
Estaba muy feliz de mi logro, después de tanto tiempo pude tocar una pieza sin sentir miedo. Inconscientemente empecé a darle besos en la mejilla a Thomas.
— Aida, creo que ya es suficiente. — El pelinegro se encontraba sonrojado por mis besos.
— ¡Perdón! — Me separé, que vergüenza estaba pasando por eso. Solo escuche como Thomas se reía.
— Que linda.... — Susurro mientras me miraba con dulzura.
— ¡Callate! — Lo reclamé mientras agarraba sus hombros.
No nos dimos cuenta que estaba cargada por él gracias a que me estaba sujetando por la cintura provocando que este levantada. Lo miré, mi mirada se suavizó mostrando ternura en mis ojos hacia él.
— Te ves preciosa. — Sonrió.
— Callate, mi amor. — Reí, no era consciente de lo que decía.
— ¿Hay algún problema con que diga lo guapa que eres? — Negué. — Pues acéptalo.
Me bajó de sus brazos lentamente, rodee mis brazos en su cuello y él agarraba mi cintura. Todavía no se nos quitaba esas miradas dulces que estuvimos teniendo, Thomas pasó un mechón de mi cabello por mi oreja para después acariciar mi mejilla.
— Te dije que lo harías muy bien.
— Pues si, tenías razón. — Le sonreí como tonta enamorada.
— Te quiero, ¿sabías? — Me miraba fijamente con cariño.
— Yo también te quiero, Thomas. — Me reí por lo que había dicho.
Dejé de reír, seguía mirando sus ojo que me dejaba loca. Poco a poco empezamos a acercarnos lentamente hacia la boca del otro hasta por fin unirlos...
《 ♡ 》
— ¿Aida? ¿Estás ahí? — Vi como una mano era agitada enfrente de mi cara.
Sacudí mi cabeza volviendo al mundo real. Thomas se encontraba enfrente mía preocupado ya que no respondía.
— Aida, ¿estás bien? — Dejó de agitar su mano al ver que volví en mí.
— Si, si, estoy bien. — Me encontraba decepcionada, ¿lo que había imaginado no fue real?
— Te noto decepcionada, lo has hecho muy bien, no entiendo porque estar así....
— No es por eso, solo que estaba pensando algo.... — Tenía un pequeño rubor en mi cara.
Thomas entendió que me pasaba, se acercó a mi y depósito un beso en mi mejilla, llamando mi atención hacia él.
— No se si lo que pensaste fue en eso pero ahí tienes. Lo has hecho muy bien, Aida. — Dijo mientras sonreía, me sentí increíble al escuchar ese comentarios que inconscientemente sonreí.
— Gracias... — Miraba a otro lado avergonzada, sacudí mi cabeza y me concentré de nuevo. — Sigamos, ese concierto no se va a hacer solo.
Posicioné de nuevo el violín que tenía en mis manos (que pensaba que estaba en la silla) y volví a tocar mientras que recibía ánimos de parte de Thomas.
ESTÁS LEYENDO
Acordes
Romance-Recuerdo la primera vez que usé una guitarra eléctrica, la sensación fue extraña pero me sentí muy bien conmigo misma ¿Por qué era tan agradable sentir las cuerdas dañando mis dedos? "Si sigues así de inútil no conseguirás nada, Aida" "¡Qué decepci...