Pov Aida
El día de la cita llegó, me encontraba junto a Wendy que me estaba ayudando a prepararme.
— Vamos Aida, anímate. — Se quejaba de mi al ver mi cara.
— No tengo muchas ganas de hacer todo esto. — Dije mientras ella me colocaba el vestido.
— ¿Qué pasa? Si hace unos días estabas muy feliz de la cita. — Terminó de colocarme el vestido y me sentó en mi cama y sacó su kit de maquillaje.
— Cuando fuimos a comprar vi a Thomas y....
Ya eran las 8 y estaba esperando a Thomas hasta que de repente un auto negro se paró enfrente mía. Vi como Thomas salía y se dirigía hacia mí.
— Saludos, señorita. — Dijo mientras abría la puerta del coche.
— ¿Es enserio? — Dije mientras cruzaba mis brazos.
— Venga, el restaurante está bastante lejos, por eso vamos en auto. — No me pude quejar, entre y el pelinegro cerró la puerta.
Entro y se sentó a mi lado, había un chófer en el asiento del conductor, se nota que tiene fama este niño.
— ¿A ese lugar que mencionó? — Preguntó.
— Por favor, a ese restaurante. — El chófer asintió y empezó a conducir.
Durante todo el viaje hubo un silencio entre nosotros. Me fijé en mi acompañante, se veía muy bien a pesar de que sea muy simple.
Al llegar, Thomas salió primero y me abrió la puerta. Salí y empezó a guiarme al lugar, un lugar hermoso.
— ¿Qué te parece? — Me preguntó.
— Es muy lindo... — Miraba el restaurante impresionada por su decoración.
Entramos y nos sentamos en la mesa que reservó el pelinegro. Unos camareros nos dieron la carta para poder elegir que íbamos a comer.
— Pide lo que quieras, yo te invito. — Me sonrió.
Asentí y empecé a elegir que quería, Thomas no se quedó atrás y lo hizo. El camarero apuntó todo y se fue dejándonos solos.
— ¿Ha pasado algo? — Thomas me preguntó, lo miré. — Has estado muy distante conmigo.
— Deberías saber, creo yo. — Dije intentado sonar lo más neutro posible pero sonó molesto.
— Enserio, estas bastante mal. — Se estaba empezando a molestar.
— Aah, ¿tengo la culpa yo, no? — Me estaba empezando a enojar.
Antes de ponernos a pelear, la comida llegó y tuvimos que parar. Estuvimos comiendo en silencio por culpa del enojo que había entre nosotros. Al terminar no pedimos postre y Thomas pagó la comida.
Salimos del lugar y nos alejamos un poco hasta ver que no había nadie más y volvimos a pelear.
— Enserio, no se que te pasa. Llevas así desde ayer, no me has hablado, no has querido venir a las practicar, ¿y ahora esto?
Antes de que contestase vi como una mujer se acercaba a nosotros y me golpeó con su bolso dejandome aturdida.
— Déjalo zorra asquerosa. — La chica intentó golpearme de nuevo pero el pelinegro la detuvo.
— Pero, ¡de qué vas! — Thomas se enojó con aquella mujer.
— ¿No ves que te quería hacer daño?
— Pero- estas loca. Ella no me iba a hacer daño, estábamos en una cita y ya.
— ¿Cita? ¿Me estás siendo infiel? — La chica se estaba enojando.
— ¿Infiel?... — Intenté volver en mi pero todavía no podía pensar bien por el golpe.
— Aida no es lo que parece. — Antes de que continuase me fui rápidamente evitando todo tipo de contacto con él.
— Eres un estúpido. — Dijo la pelinegra.
— Eres tu la estúpida, lo acabas de arruinar todo. Beatriz, déjame en paz ya no soy ese niño pequeño.
— Es mi responsabilidad cuidarte como buena amiga que soy.
— Vete a la mierda. — Thomas se fue a buscarme.
《♡》
Me cansé de tanto correr, me dolían los pies por culpa de los tacones. Decidí sentarme en un banco, las lágrimas empezaron a salir hasta que escuché una voz.
— Hey, ¿por qué lloras? — un rubio se sentó a mi lado, lo miré.
— No es la gran cosa... — Limpié mis lágrimas, el chico me miraba preocupado.
— No es normal encontrar a una mujer tan linda llorando. ¿Una mala cita? — Asentí.
— No se como acabó así... — Crucé los brazos mientras me encogía de hombros.
— Soy Ethan, ¿tú eres?
— Aida.
— No llores más Aida, ven te invito a comer un helado, siempre animan. — Se levantó y posó su mano mostrando una sonrisa.
La agarré y me levanté con su ayuda. Empezamos a caminar para ir hacia una heladería y comenzamos una platica que me hizo olvidar lo que ocurrió.
ESTÁS LEYENDO
Acordes
Romance-Recuerdo la primera vez que usé una guitarra eléctrica, la sensación fue extraña pero me sentí muy bien conmigo misma ¿Por qué era tan agradable sentir las cuerdas dañando mis dedos? "Si sigues así de inútil no conseguirás nada, Aida" "¡Qué decepci...