"Just".

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En el mundo muggle hay personas que suelen decir que "los hijos pagan por los pecados de los padres", ¿No es un poco cruel? Bueno, carece de la suficiente moral para molestarse por ello considerando cómo trato a Harry cuando lo conoció, "los hijos pagan los pecados de los padres", ¿Harry estaba obligado a pagar los errores de James y Lily? ¿Algo habría cambiado si Lily hubiese creído en su palabra en lugar de santificar a Albus Dumbledore? Independientemente de ello, ya está en el pasado y es incapaz de cambiar algo, pero todavía puede rectificar algunas cosas en el presente.

Al observar esos brillantes ojos verdes fijos en su propia mirada ónix sabe lo que tiene que hacer.

— Dices que no eres un niño y aun así provocas magia accidental. — En años anteriores eso pudo sonar como un comentario mordaz, pero ahora es una oración que sale acompañada de una leve caricia en el cabello. — Sinceramente, me honras Harry.

No todos los días se recibe una promesa de Harry Potter, menos una de protección y amor, entonces lo toma por lo que es, el más bello de los gestos, razón por la que se inclina hacia adelante presionando sus labios contra los del menor, el beso es tierno, poco exigente, simplemente lleno de anhelo y devoción, está tentado en explorar cada rincón de la boca contraria, pero es demasiado pronto para ello, así que utiliza toda su fuerza de voluntad para apartarse, sin embargo, una de sus pálidas manos se posa delicadamente sobre la mejilla ajena brinda caricias en movimiento circulares mientras le ve de manera cariñosa.

— Agradezco que me quieras proteger de ese modo, pero Lily sigue siendo tu madre Harry, eso jamás cambiará e independientemente de los juegos mentales del viejo bastardo, ella quería lo mejor para tí.

Los hijos no tiene porqué pagar los pecados de los padres, sin embargo, paso parte de su vida desquitandose con quién no debía, ya ni siquiera sabe por qué, menos cuando ese chico luce de ese modo.

— Estaremos bien Harry, lo prometo.

Ha pasado demasiado tiempo pensando en Lily Evans, James Potter y el pasado en general, ese es francamente un desperdicio porque perdió valioso tiempo dejando desprotegido a quien siempre tuvo cerca de su alcance. Algo brilla en ese ojos verdes, tal vez el reconocimiento o la esperanza, sea lo que sea a los segundos es tomado por sorpresa por aquel chico utilizando su cuerpo de almohada.

— Estoy cansado Sev, déjame dormir, ¿quieres?

El maestro de pociones hace un giro con los ojos, al final se limita a corresponder colocando ambos brazos protectores sobre el cuerpo más delgado.

— Eres un mocoso.

Y si aquel beso ya había hecho enrojecer las mejillas del menor, ese comentario sin duda lo avergonzo un poco, pero su única respuesta es un leve resoplido, finalmente se acomoda colocando la cabeza en el pecho del mayor y es reconfortado por aquel palpitar melódico de su corazón, tal vez... Tal vez algunas cosas pueden esperar solo un poco.

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Desde esta distancia, tanto el señor Oscuro como Lucius pueden observar perfectamente los rizos de cabello dorado siendo suavemente acariciados por el viento, el sangre pura siempre estará complacido de lo encantador que es su hijo, más aun cuando existió un momento en dónde no estaba seguro si lo vería crecer...

— Luci... Otra vez te estás "espaciando". — Comenta Voldemort con el ceño fruncido, le gusta cuando el rubio le presta atención en sus divagaciones, gracias. — ¿No soy suficiente para tí?

Lucius alza una ceja, poco impresionado por el comentario del mayor, suelta un suspiro mientras comienza a pasar los dedos por su propio cabello, ¿Cuántos días lleva sin cepillarlo apropiadamente?

— Estoy escuchando, mi señor.

— ¿Si? Porque te pregunté si ya tienes en mente un candidato para Draco, cuando está guerra termine sería bueno que tuviese una "vida normal" y se comprometiera.

— ¿Desde cuándo el señor Oscuro juega a Cupido?

— Desde que no hay nada que hacer, los mortífagos siguen investigando por ahí, irónicamente los niños son nuestros mejores guerreros y entrometerme en la vida de Draco parece lo más entretenido...

— La vida de Draco no es un juego.

— Nunca dije que lo fuera.

— Mi señor...

— ¿Qué lo descoloco de todos modos? No recuerdo que mencionaras está reacción de sangre veela.

— Fue secuestrado por Narcissa, por favor no creas que debería estar mal. — En su respuesta no puede evitar ser sarcástico.

Si bien, Draco actúo vergonzosamente como un niño no hace mucho tiempo, tampoco es idiota, escucha atentamente las palabras de los adultos fingiendo que su interés está enfocado en simplemente arrojar piedras al arroyo y observar cómo estás crean ondas en el agua.

— No pretendo discutir contigo mi sexy rubia.

— Es rubio y no soy suyo, mi señor lo dejo claro hace mucho tiempo.

— Espera, ¿Qué?

Lucius está quizá tan cansado como Severus, no es que sea una competencia, pero probablemente está más cansado, lo único que quiere es irse a su cama, tomar a Draco entre sus brazos y hundirse entre la suavidad de las sábanas, no necesita ser cuestionado o escuchar divagaciones de su señor, menos recordar el pasado que tan desesperadamente se ha esforzado por ignorar.

— Lucius, creo que no estamos en la misma sintonía... — El señor Oscuro no es de los que vacilan con sus palabras, pero es consciente de que hay cierta duda en su tono.

— Nunca lo estamos, estamos en su sintonía, no en "nuestra" sintonía, así ha sido siempre y francamente... Sé vivir con ello.

— Lucius...

Lord Voldemort extiende una mano con la intención de tocarle el hombro, pero el rubio no duda en apartarse con una mirada molesta en sus habituales elegantes facciones.

— No sé a qué está jugando mi señor, pero no pretendo que Draco sea un nuevo entretenimiento para usted y yo mucho menos, ¿"Mi sexy rubia"? ¿Es otro de sus juegos? ¿Me hará y dirá cosas que griten a los cuatro vientos que soy suyo para después dejarme?

— Lucius... ¿Te atreves a faltarme el respeto?

— ¿Cuántas veces usted me lo ha faltado a mí, Tom? Además de la confianza...

— ¿Ahora de que rayos estás hablando?

— ¿De qué? — Para este punto, las mejillas de Lucius ya se colorean de rojo, la ira se nota en todo su semblante. — Me prometiste que me protegerias, incluso de mi padre, te creí... Como un idiota te creí, me entregué a tí tantas veces, confíe en tí, pero lo permitiste, me dejaste y aunque ahora quieras protegernos, nunca te perdonaré.

"Don't cry".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora