Harry miró a los "adultos" presentes, énfasis en "adultos" porque parecen niños discutiendo por pequeñeces... un suave suspiro escapa de sus labios, resignándose a que los integrantes de bandos polémicos en el mundo mágico podían ser verdaderamente infantiles...
Niega con la cabeza, entre divertido y molesto por la situación, la profundidad de emociones que su mirada refleja se centra en ciertos ojos ónix destellantes, ambos pares de ojos se encuentran, el tiempo se detiene y la única persona en quien centra su atención desvía levemente la cabeza. El ojiverde traga saliva, una mezcla de amargura y dulzura a la vez invaden su boca, su expresión cambia ligeramente y después de llegar a una especie de resolución mental, toma una respiración profunda.
- Al fin aparece... brillaba por su ausencia, Profesor Snape -
Las palabras son dichas en voz baja e inclusive poseen un toque de monotonía, es esa emoción peligrosa oculta lo que capta el interés del resto de los presentes.
- Harry... -
El maestro de pociones no es conocido por mostrar otro semblante que no sea serio, frío y temible, sin embargo, en esta ocasión no es ninguna de las tres anteriores, para el buen observador es evidente el ligero temblor en su mano que coincide con el estado de su voz, Lucius siente compasión ajena...
- ¿Qué le trae por aquí, profesor? ¿Necesita ayuda con algo? Pensé que ya se había cansado de mi presencia, pero el que haya regresado quiere decir que sigo siendo un buen juguete -
El pelinegro se limita a fruncir el ceño, a pesar de aquel gesto delator que algunos notan, su mirada ónix que posee determinación es la emoción mayormente dominante, se produce una conversación silenciosa entre el maestro de pociones y el joven hechicero.
- ¿Mi juguete? –
Hace un chasquido con sus labios, sintiéndose disgustado por lo que escucha, el lugar está inquietantemente silencioso. Y de un momento a otro, en un parpadeo descuidado, el chico de ojos verdes que hace minutos contenía las ganas de gritar, ahora está siendo acunado en los brazos del mayor, la túnica del mayor lo envuelve en un manto que transmite calidez, sin saber cómo reaccionar el ojiverde se queda inmóvil.
- Harry, no te dejare ¿recuerdas? Sé que tu capacidad intelectual es mayor de lo que aparentas así que mete esas palabras en tu cabeza o te obligare –
Dice lo último en un intento de amenaza, Lucius suelta un suave suspiro, opta por tomar las manos de Bella y el Señor Oscuro, dándoles una mirada de advertencia a ambos.
- Vamos adentro –
Hace un gesto con la cabeza señalando la dirección en donde a una considerable distancia se encuentra la cabaña, la bruja hace un puchero infantil por la escena que se perderá, pero no hay nada en el semblante de Lucius que indique aperturas a discusiones. Voldemort accede, sin embargo, da su mejor sonrisa burlona y besa la comisura de los labios del rubio.
- Lo que mi amada desee –
El rubio frunce el ceño, sus mejillas se tornan de rojo, pero no dice nada, se limita a caminar con los dos a cuestas.
Harry sigue sin moverse, procesa las palabras que le son dichas, por alguna razón siente que le cree y a la vez que no puede creerlo ¿Cuántas veces lo han dejado sólo...?
- No desperdicies tu tiempo conmigo –
- Tonto – Murmura el mayor, con delicadeza levanta levemente la cabeza del menor y sin decir nada más, se inclina hacia adelante para capturar los labios del ojiverde dándole así un casto beso – Harry... te tengo y no pienso dejarte ir –
- Me dejaste hace un rato... - Siente el calor en sus mejillas, pero no puede dejar de pensar en lo sucedido hace horas, el cómo poco a poco creyó que la oscuridad lo consumiría, estaba sólo otra vez... ¡No quiere!
- Comprenderás el por qué en un rato –
- Dime en este preciso momento –
- En este preciso momento quiero hacerle comprender a cierta persona lo valiosa que es para mí, ahora silencio Harry – Toma el cuerpo del menor para recostarse en el manto verde de la naturaleza – Déjalo ir... - Murmura.
Y cuando su túnica se humedece en partes, no dice nada, solo lo sostiene en sus brazos, depositando en ocasiones besos aquí y allá... El ojiverde aparenta ser fuerte, pero se siente roto por dentro. Al cabo de unos minutos se escucha el suave resoplido.
- ¿Sev? -
- ¿Hm? -
- ¿Esos idiotas tienen que ver con el asunto que atendías? -
Da suaves caricias al rebelde cabello del menor y asiente en respuesta, es algo que necesita hacer.
- Sí, lo sabrás pronto, es importante -
- ¿Qué? -
Pregunta con curiosidad, el maestro de pociones se toma un tiempo para meditar sus palabras.
- Es hora de que conozcas los dos lados de la historia -
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Siguiente capítulo: "Revelaciones".