Su cuerpo dolía inmensamente, podía sentir cada hematoma palpitar, ni su cuerpo ni su mente podían olvidar lo sucedido y más cuando fue reciente.
- ¡Severus! Despierta -
Un suave gemido de dolor escapo de sus labios, ama su voz pero...
- No estoy durmiendo, Lily -
Pero su dolor de cabeza no cesa, abre los ojos y se sienta, notando el suave y reconfortante verde bajo de sí, tan similar al verde esmeralda de cierta pelirroja que lo escruta con la mirada.
Permanecen simplemente viéndose por lo que parece una eternidad, el peligro permite que un par de mechones le cubran el rostro sintiendo lo que se avecina.
- ¿Duele mucho? -
Suelta en un murmullo pregunta la chica pelirroja cuyos ojos esmeralda brillan con preocupación.
- No importa -
Trata de restarle importancia a la asunto e ignorar esa expresión que le es dirigida.
- Sev- -
- No quiero hablar de eso Lily -
La interrumpe antes de que ella siga con ese hilo de pensamiento, a lo que la pequeña bruja toma con resignación.
- Sabes... podría decirle a la Señorita Eileen que te permita quedarte en mi casa -
Sugirió, a pesar de ambos tener once años eran muy conscientes y quizá más que cualquier adulto, de cosas que sucedían a sus alrededores. Lily es astuta, tan en contradicción con lo inocente que también es, ella era la única que descubrió acerca de la tortura conocida como "familia".
Eileen Prince una bruja descendiente de sangre pura que se enamoró de un muggle llamado Tobias Snape, a raíz de esa relación la joven heredera contrae matrimonio con el hombre y en algún momento u otro le revela su procedencia, resulta que Tobias es lo contrario a un buen hombre, aborrece la magia y por ende al bebé que procreó. Severus ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que los ha escuchado discutir por su nacimiento, no comprendía por qué si tanto lo odia simplemente se divorcia de su madre y ya... A veces tiene pensamientos tan sensatos para la edad que tiene que al expresarlos en voz alta es "disciplinado" por su padre.
Conoció a Lily en las peores pero mejores circunstancias... ah seguir pensando en eso, no aliviará su dolor.
- No hagas nada, además no puedo dejar sola a mi madre -
- ¿Sigue enferma? -
