7.

347 56 1
                                    

Esa noche, Loki pasea por su habitación, con dos copas de vino y sin poder quedarse quieto. Piensa que, si tiene que esperar más de quince minutos, irá él mismo a las habitaciones de Thor y exigirá algún tipo de explicación. Lo tomará por los hombros, sin importar cuán alto sea el hombre Jotun, y lo sacudirá hasta que pronuncie oraciones de más de cuatro palabras.

Resulta que él no tiene que hacer ninguna de esas cosas.

Thor entra a mitad de camino, semidesnudo y sin ceremonias, como la primera vez y como todas las veces posteriores. En lugar de decir cualquiera de los pensamientos furiosos que ha estado gestando en su mente, Loki se encuentra con él en medio de la habitación, planta ambas manos sobre su enorme pecho y lo besa.

―Espera ―dice Thor, alejándose.

―No ―dice Loki, tirando de él hacia atrás, besándolo de nuevo. Esta vez, Thor agarra su cintura y le devuelve el beso―. Ya hemos esperado bastante.

―Creo que deberíamos esperar un poco más.

―Creo ―dice Loki, con saña, empujando a Thor hacia la cama y luego sobre ella―, que deberíamos quitarnos la ropa.

―Ya te has quedado atrás ―dice Thor, señalando con la cabeza a Loki, que está cubierto desde la muñeca hasta el tobillo. Como la primera noche, se acomoda, recostado, con los brazos cruzados detrás de la cabeza―. Soy mejor que tú en todo.

―Eres un monstruo Jotun grosero ―dice Loki, desabrochándose las mangas y luego se quita las botas.

―¿Es eso realmente lo que piensas de mí?

Cuando Loki vuelve a mirar hacia arriba, la inescrutabilidad en la expresión de Thor está de vuelta. Se sienta entre ellos como un peso. Loki frunce el ceño.

―No ―dice, quitándose la camisa―, no pienso eso.

―¿Qué piensas entonces?

―Podemos hablar más tarde ―dice Loki, quitándose los pantalones y arrastrándose sobre la cama―. Ahora estoy delante de ti.

Thor lo toma por la muñeca y lo acerca.

―Deberíamos hablar ahora ―dice, pero su boca ya está tan cerca, y es lo único que Loki puede procesar. Cierra el espacio entre ellos antes de que Thor pueda decir otra palabra y, para alivio de Loki, Thor no protesta ni se aleja. Solo lo besa más fuerte y lo atrae a su regazo.

―¿Estás seguro? ―pregunta Thor.

―Quítate los estúpidos pantalones ―dice Loki, y Thor lo obedece en silencio. En toda la vida relativamente corta, pero sin duda profunda, de Loki, nunca ha considerado la posibilidad de dar órdenes a un príncipe Jotun. Él encuentra que le gusta.

Se tocan como si hubiera un panel delgado de vidrio entre ellos, sus besos tentativos, dolorosos y ligeros, los dedos rozando los contornos de los cuerpos del otro. Loki quiere más pero aún no sabe cómo pedirlo, no cuando están tan cerca, no cuando siente que el cuerpo de Thor debajo de él podría mover reinos. Toma el rostro de Thor entre sus manos y lo mira.

―Quiero que nuestro matrimonio funcione ―dice.

Thor se inclina hacia delante y lame los labios de Loki. Loki presiona hacia atrás y muerde a Thor. Su agarre en su cara se aprieta y luego se están besando sin parar a tomar aire en absoluto, la lámina de vidrio entre ellos se desvanece. Las citas de Loki han sido pocas y lejanas, y nunca se han sentido así. Importantes. Agonizantes.

―Aceite ―murmura Loki contra los labios de Thor, hurgando ciegamente en el cajón de la mesita de noche.

Thor no responde. Con su exasperante calma y paciencia, toma la mano de Loki y se acerca al cajón para buscar el sí mismo. Cuando localiza el vial, presiona otro beso en la boca de Loki y luego en la palma de su mano. Cuando desliza un dedo dentro de Loki, besa el puente de su nariz y entre sus cejas. Cuando desliza otro y los tuerce a la perfección, Loki arquea la espalda, jadeando el nombre de Thor.

Pero dicen que el amor es una virtud - Thorki -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora