Capítulo 2

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El vapor avanzaba a toda máquina a través de las olas mientras el sol se despedía tímidamente, escondiéndose detrás del mar.

A la hora de la cena, el comedor no tardó en llenarse de señoras con sombreros llenos de plumas y vestidos de encaje, y hombres con traje y camisas planchadas a la perfección.

Los violines lloraban notas delicadas como cada noche marcando los pasos de Hyunjin hacia la mesa acompañado de sus padres, pero sus ojos no estaban centrados en su camino, sino entre las mesas, buscando esa cabellera oscura de la que se había quedado prendado.

No tardó en localizarlo a varios metros de distancia, sentado con la espalda perfectamente recta, las manos colocadas sobre la mesa, y su mirada fija en la pared, como si la conversación a su lado no le importase en absoluto.

De pronto sus ojos se posaron en él, como si hubiera notado su intensa mirada, y el corazón de Hyunjin dió un vuelco, le dedicó una pequeña sonrisa que Felix estuvo a punto de corresponder, pero alguien de su familia llamó a su nombre y se vio obligado a apartar la mirada.

-Hijo estás muy distraído, estamos hablando de tu compromiso y nos estás ignorando descaradamente-Reprochó la madre fe Felix con el rostro serio.

-Lo siento mamá, sólo estoy un poco mareado, sabes que siempre me sienta mal el primer día en barco.

-Está bien, después de cenar podrás ir a descansar, no hablaremos más del compromiso por hoy.

“Por hoy…” Pensó con desgana.

Se pasó toda la cena intentando esquivar la potente mirada de ese chico alto, que no se cortaba ni un pelo con sus sonrisas y guiños de ojo, como si nada importara, el poco miedo que tenía a ser descubierto coqueteando con él lo ponía en tensión, su familia no podía descubrir que prefería pasar su tiempo con un chico de cabello largo y collar de perlas que con una chica con vestido de encaje, porque las consecuencias podrían ser terribles.

Por eso, al corazón de Felix se le olvidó cómo latir cuando al terminar la cena, el moreno se levantó de su sitio y se dirigió con paso firme hacia su mesa, las manos empezaron a sudarle y el ritmo cardíaco se le disparó de pronto, a medida que se acercaba a él, ¿Qué demonios estaba a punto de hacer?.

Tuvo que reprimir una risa al ver como este fingió tropezar y se desplomó justo a su lado, aprovechando su caída de mentira para dejar un pequeño papel en su mano, antes de levantarse y seguir caminando hacia la puerta de salida, como si no hubiera pasado nada.

Felix escondió sus manos bajo la mesa y desplegó el pequeño papel doblado en dos en el que había escrito con una letra pequeña y cursiva “Te espero en la popa, para cambiar esa expresión seria por una sonrisa”, su corazón tembló en su pecho ante esas palabras, ¿Sería conveniente aceptar la invitación? No le convenía en absoluto, pero era demasiado tentador, y por todos es sabido que el mejor sitio para dejar tu carruaje siempre será el que tenga el cartel de “Prohibido aparcar”.

Sin pensárselo más se levantó de su asiento con el pretexto de descansar del viaje, pero en lugar de dirigirse al camarote, sus pasos lo llevaron hacia la popa del barco.

Las estrellas brillaban con intensidad en lo alto del cielo, eran el doble de bonitas en la inmensidad del océano, sin farolas que se robaran su luz.

Los miles de puntos en el cielo perdieron su protagonismo en cuanto llegó a la parte final del barco y se encontró con la espalda del chico cuyo nombre todavía no sabía, apoyado sobre la madera, con la mirada perdida en el mar, sin notar su presencia.

-Cielo-Lo llamó, después de comprobar varias veces que no había nadie a su alrededor, el chico se giró con la sonrisa más hermosa que Felix había visto nunca, y un escalofrío recorrió su espalda al saber que él era el culpable de esa hermosa curva.

Entre el cielo y el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora