Capítulo 4

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La luna brillaba con intensidad en el cielo, sintiéndose la reina del universo, desde la proa del barco se podía observar el hermoso Mangata que dibujaba su luz en el agua, semejante a una alfombra de diamantes.
Era sábado, y los sábados después de la cena, el quejido de los violines seguía adueñándose del espacio durante más tiempo.

La gente bailaba animada siguiendo el ritmo, y las amplias faldas de las mujeres ondeaban por el salón dibujando un campo lleno de colores.
Felix se encontraba sentado en su mesa, tenía los labios destrozados por la rabia e impotencia después de varios minutos apretando sus dientes, observando como Hyunjin bailaba en medio de la pista con varias mujeres diferentes.

Cada vez que una canción terminaba, las manos del mayor eran liberadas por una chica rubia para ser sujetadas por una pelirroja, y los pulmones de Felix se apretaban un poco más si eso era posible.
Hubo un momento en el que los rítmicos pasos del mayor se acercaron a poca distancia de un Felix sentado con las manos inquietas en su regazo y una sonrisa se dibujó en su rostro, sus miradas se cruzaron y Hyunjin aprovechó para vocalizar en silencio "Hoy estás realmente hermoso", Felix leyó sus labios y un fuerte calor se extendió por su cuello, haciéndole tragar duro, daría lo que fuera por tener las agallas suficientes para levantarse y arrancar a Hyunjin de los brazos de esa chica para reclamar sus labios, pero solo en sus sueños se atrevería a hacer algo así.

Se limitó a seguir torturándose a sí mismo, sin apartar la mirada ni un segundo de las manos de esa chica en su nuca, acariciando el collar de zafiros que se había puesto esa noche, mientras un amargo sabor quemaba su garganta.

A los quince minutos Hyunjin pasó por su lado de camino a la puerta y le hizo una casi impredecible señal de que lo siguiera, Felix tomó varias respiraciones antes de levantarse y seguirle manteniendo varios metros de distancia entre ambos.
Hyunjin subió a cubierta y empezó a pasear por el largo pasillo de madera, observando con una sonrisa como Felix lo seguía en la distancia.
A su derecha observó una puerta entreabierta y se asomó, el espacio era amplio y solo varias máquinas ocupaban el centro de la fría habitación, se asomó de nuevo a la puerta y tuvo que reprimir una carcajada al ver cómo Felix se encontraba mirando a todos lados desesperado sin encontrar rastro de él, esperó a que el chico se acercara a la puerta y cuando estuvo a solo un metro lo sorprendió agarrando su brazo y tirando de él dentro de la habitación llena de máquinas.

Felix se desplomó contra la pared con las manos sujetando su pecho acelerado-¿Es que quieres matarme de un susto?.

-No era mi intención asustarte-Se acerca a él con una expresión de inocencia fingida y una sonrisa torcida.

-¿Y qué esperabas conseguir apareciendo de la nada y tirando de mi?.

-Buscaba tenerte solo para mí, justo así-Habla acercándose a la pared en la que Felix seguía apoyado, quedando a pocos centímetros de distancia.

-No sabía que bailabas tan bien-Su voz salió teñida de un tono más serio del que pretendía utilizar.

-Bailaría aún mejor si fuese tu cintura la que se encontrara entre mis manos-Humedece sus labios con su lengua y se acerca para rozar delicadamente sus narices.

-Yo... Lo siento mucho...-Sus labios tiemblan durante unos segundos por las lágrimas que empiezan a picar en su nariz.

-¿Por qué te disculpas?-Una expresión de confusión se extiende por su rostro y sujeta las mejillas del menor entre sus manos, preocupado por su estado.

-Porque soy un cobarde, me digo a mi mismo que daría lo que fuera por bailar contigo delante de todos, pero a la hora de la verdad no reúno el coraje suficiente para hacerlo, te pedí que me enseñaras a vivir sin miedo, pero temo que jamás seré quien de hacerlo, de verdad lo siento...-Una lágrima dibuja el recorrido hasta sus labios y Hyunjin la atrapa con un beso.

Entre el cielo y el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora