2: Then my kiss can mend your broken heart

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Mayo 25 de 2021

Londres, Inglaterra

2 días después del Mónaco Grand Prix.

Fleur ha estado dormida por unos 45 minutos, parece bastante tranquila acurrucada entre mis brazos y aunque no se mueve mucho cada cierto tiempo me inclino sobre ella para revisar que esté respirando bien o no esté teniendo pesadillas, tomo mi celular entre mis manos en algún momento para tomarle una foto y enviarla al chat con Daniel.

Dani Ricc

Daniel, hablé con ella.

14:36 pm

Está dormida sobre mí, gracias por darme su dirección.

14:36 pm

¿Cogieron en el primer día?, espere más de Fleur.

14:39 pm

Vete al infierno Daniel, claramente no.

14:39 pm

Solo que lloramos mucho, creo que estaba cansada.

14:40 pm

Fleur se mueve y parece despertar completamente desorientada cuando salta sobre mis brazos, me mira como si fuese una alucinación, sus manos tocan mi rostro esperando que me deshaga en el espacio, incluso se inclina sobre mí, creo que va a besarme cuando se levanta rápidamente.

— ¿Que hora es Max? — Acomoda su camiseta repetidamente mientras da zancadas hasta la cocina sin saber exactamente qué hacer — Max contestame, por Dios.

Camino hacia ella envolviéndola de nuevo en mis brazos, parece relajarse al contacto bastante rápido, se recuesta contra la barra y yo hundo mi rostro entre su cuello inhalando su piel, aún huele a lavanda y flores pero hay un nuevo olor de fondo, algo un poco maderado.

— ¿Por qué necesitas saber la hora con tanta insistencia? — susurro contra su cuello, se estremece para luego empujarme y marcar de nuevo distancia entre nuestros cuerpos — ¿Qué?

— No vamos a jugar a esto Max, no somos los mismos, ya no somos unos niños — Parece casi lastimada por la admisión de ese pensamiento, vuelve al mesón del que no he sido capaz de moverme pero esta vez para intentar acomodar sartenes.

— No quiero jugar Lissie, quiero estar aquí, ya te lo dije, mis sentimientos por ti no han cambiado — Intento volver a tomarla en brazos pero se me escurre — Fleur por amor a Dios.

— No podemos Max, yo te hice mucho daño, no puedo dejar que entres en mi vida como algo más que el padre de nuestra hija — Niega repetidamente, intento debatir su pensamiento ridículo pero entonces suena el ascensor y ambos parecemos congelados — Max...

Pero no logra terminar la oración, el sonido de las puertas abriéndose me hace girar al encuentro de la pequeña niña que viene muy distraída como para prestarme atención de buenas a primeras, pelea un poco con su bolso que es desproporcionadamente más grande que ella, se parece demasiado a mí ahora que la tengo de cerca, aunque también tiene algunas cosas de su madre.

— Mami, Dominic me compro una florecita, mira — sube su mirada y sus ojos conectan con los míos, deja caer todo con lo que estaba peleando hace un instante y corre hacia mí con los brazos extendidos — ¡Papá!

Second Chance - F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora