Capítulo 7

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Jungkook

¡Qué puta vergüenza! ¿Qué tengo, 15 años? Joder con las hormonas. Toda la culpa la tienen esos ojos de tigre, esa boca pecaminosa y esa mandíbula tallada en mármol. Maldito Taehyung.

Toc, toc. Cómo no, en esta maldita casa siempre igual.

- Estoy bien - dije con voz desdeñosa.

- Kookie, soy Jimin.

- Hyung, no es buen momento.

Recibí una carcajada por respuesta. Lo adoraba, lo juro, pero a veces era demasiado intenso.

- ¡Capullo! No te rías. - le grité, molesto.

- Anda, déjame pasar - canturreó.

Tenía que tapar mis vergüenzas, así que me puse mi albornoz y abrí la puerta. Jimin estaba detrás de ella, con los brazos cruzados y una sonrisa de medio lado. Entró cerrando la puerta detrás de él.

- Que sepas que el plan va en viento en popa. Tae ha querido correr detrás de ti, pero se lo he impedido. - me informó.

Ni siquiera me digné a contestar. De qué servía que quisiera venir detrás de mí, nada iba a cambiar.

- Venga Kookie, es buena señal. Sigue sintiendo unos celos locos por ti. Si no te amara, no los tendría. Ya quisiera yo que Yoon... - Detuvo sus palabras de golpe y sus regordetas mejillas se tiñeron de un rojo brillante, pero su gesto era triste.

- ¿Qué has dicho? - le pregunté.

- Nada, nada - hizo un amago de querer salir corriendo, pero lo sostuve del brazo impidiéndoselo.

- Cuéntamelo. - exigí.

- No Kook, mejor no...

- Tampoco es que esté ciego... - yo ya llevaba tiempo sospechando de que Jimin sentía algo por Yoongi, pero no tenía la certeza... hasta ahora.

Sus ojos se abrieron de golpe y me miraron fijamente. Y se puso aún más rojo, si es que aquello era posible.

- Por ... favor, por favor te lo pido, no se lo cuentes a nadie. - me rogó - No puedo tener esta conversación ahora contigo... - se soltó de mi agarre y miró descaradamente mi entrepierna. - Ale, te dejo con tus trabajos manuales. Hablaremos después. - Y salió corriendo como un niño pequeño.

Así que ahí estaba yo, solo de nuevo, con una erección de caballo y con la mirada intensa de Tae grabada a fuego en la retina de mis ojos. Decidí tumbarme en la cama y acabar con aquello cuanto antes.

Volví a tirar de hemeroteca mental para masturbarme. Pero en vez de recrear una escena erótica, mi cerebro traicionero me hizo recordar un momento feliz y no sexual.

Después de aquella conversación en el MoMA de Nueva York, Tae y yo vivimos un año mágico: 2019. Amparados por aquel acuerdo tácito empezamos, simplemente, a disfrutar de nosotros. No éramos novios, ni pareja, ni amigos con derecho a roce, ni nada a lo que poder poner un nombre. Tan solo éramos Tae y Kook. El tigre y el conejito.

Después de la entrevista en televisión que grabamos aquella noche, cenamos en un precioso restaurante italiano muy cerca de nuestro hotel. Antes de entrar Namjoon me pidió hablar un momento.

- Kookie, solo te pido una cosa, protégete ¿vale? Protege tu corazón ¿me lo prometes? - y me acarició la barbilla mientras me lo decía.

- Estoy bien hyung. Hemos hablado y yo ya sé a qué atenerme con Tae – le dije para tranquilizarlo.

- ¿Crees que no he visto tu carita ayer en concierto cuanto viste que el beso te lo había dado él?

Me sonrojé hasta las orejas. Era verdad. Había visto el vídeo más de cien veces y mi cara de sorpresa y satisfacción no podía negarse. Me encogí de hombros.

Un abismo entre nosotros (Taekook +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora