Un abismo entre nosotros (Taekook +18)

Capítulo 5

Jungkook

Mientras ensayábamos, en un momento en el que Hoseok se alejó para cambiar de canción, Jimin se acercó mí.

- ¿Has visto qué cara ha puesto Tea al verte sentado en mi regazo? Parecía que se estaba comiendo un limón – Jimin no podía parar de reírse.

Sonreí tímidamente. Sí que parecía que le había molestado mi proximidad con Jimin. No quería hacerle daño, pero estaba tan enfadado con él. ¿Por qué Tae no podía ser sincero con sus sentimientos? Si tenía celos de verme con otra persona ¿Por qué no me reclamaba para él? Recordé la conversación del día anterior con Jin. Tae necesitaba tiempo para procesar lo que sentía.

- Contemos hasta 10... es lo que va a tardar Tae en aparecer por aquí con ganas de asesinarme...1, 2, 3 ... - Jimin se detuvo al ver a aparecer la cara de Tae detrás del cristal de la puerta y rompió en una sonora carcajada. Se lanzó a mis brazos. - ¡Qué gracioso eres, Kookie! – Se tiró encima mío con tanta fuerza que ambos acabamos en el suelo. Se sentó a horcajadas sobre mi pelvis y acercó sus labios a mi oído y susurró para que solo yo pudiera escucharle.

- De nada - y volvió a reírse.

- ¿Qué estáis haciendo? - Taehyung acababa de entrar como un rayo al estudio de baile. Tenía los dos puños cerrados con fuerza y nos miraba con rabia.

- Pues ensayar, TaeTae ¿quieres unirte a nosotros? - contestó Jimin mientras se ponía de pie y me tendía una mano para ayudarme a levantarme.

Hoseok se acercó al recién llegado y le dijo – Venga TaeTae, ensaya con nosotros – y le obligó a situarse frente al espejo, junto con todos.

Nuestras miradas se cruzaron en el espejo. Tae me sonrió e hizo una de sus poses características: levantó la barbilla y ladeo la cara sin perder el contacto visual. – Dios, me vuelve loco su mandíbula – pensé e irremediablemente me puse rojo. La música empezó y los cuatro empezamos la coreografía. Yo seguía pensando en lo mucho que me apetecía llenar esa mandíbula de besos...

- Kookie, ¿Qué andas? Te acabas de perder. Te tocaba pasar al centro - Hoseok señaló con cara de incredulidad el hueco en el que yo debería de estar.

- Eh... perdón. Necesito ir al baño – y salí como una exhalación dejando atónitos a mis compañeros.

Una vez en el baño, cerré la puerta. La cara de Tae se dibujó con total claridad en mi mente. Era tan guapo, que dolía. Pensar que alguna vez había sido mío, me mataba. Estaba harto de tener que recordar el pasado. Quería que Tae fuera mi presente y mi futuro. Y de nuevo, como tantas veces me pasaba, viajé a uno de mis recuerdos más felices junto a él.

Recordé uno de los mejores años de mi vida: 2018. Ese año BTS saltó al panorama internacional y las vidas de los siete cambiaron por completo. Recorrimos el mundo con 'Love Yourself' y todos nuestros sueños se hicieron realidad. Y en mi caso, cuando decía todos, eran todos mis sueños pues Tae volvió a mi lado.

Con semejante éxito, todos los miembros del grupo estábamos como en una nube. Y claro, no podía ser diferente entre nosotros. Tae y yo volvíamos a estar cómodos juntos. Sin apenas darnos cuenta volvieron los juegos, las bromas, las charlas. Volvieron los abrazos, el contacto físico. Ya no era incómodo si nos quedábamos solos. Y aquello no podía hacerme más feliz. Concierto a concierto, cada vez estábamos más unidos también en el escenario. Volvíamos a mirarnos, a tentarnos. Para que engañarme, volvíamos a flirtear. Yo no quería volver a pasar por el dolor que me produjo alejarme de Tae, pero me gustaba tanto que decidí dejarme llevar y ya lidiaría más tarde con lo que viniese.

Era octubre y estábamos en Nueva York. El concierto fue increíble porque Tae había estado pendiente de mi en todo momento. Tanto es así que me tentó arrimándose a mi sin ningún disimulo. Bailamos pegadísimos y nos cantamos el uno al otro. Nos mandábamos besos a través de los monitores. Estábamos en nuestra propia burbuja y no quería salir de ella nunca. Pero lo más sorprendente de todo fue que en la última canción del concierto, mientras estaba cantando mi parte de la canción noté que me besaban en la nuca. Rápidamente miré en el monitor y vi que había sido Tae. Nada en el mundo podía haberme hecho más feliz. Sus labios, suaves, abrasaron mi piel. Me pareció irreal. ¿Lo habría imaginado? Por los gritos del público supe que había pasado de verdad. Una sonrisa de pura felicidad se dibujó en mi cara.