Victoria del Castillo es una chica timida, siempre fue así, pero cuando sus padres murieron, todo empeoró. Para ese entonces sólo tenía quince años, sus padres la trataban como a una reina. A pesar que no tenía amigos, ellos llenaban ese vacío junto a su hermano Alejandro, eran la familia perfecta hasta ese horrible día.
Al principio nadie le quería decir que había pasado, luego su hermano la trató de convencer que murieron en un accidente de auto sin embargo no le creyó, ya que ella estaba hablando con su mamá en el momento justo, cuando escuchó gritos de su padre y un disparo al otro lado de la línea, que la dejaron en "shock" por varios días. Luego todo pasó demasiado rápido, la noticia de su muerte, el funeral y el cambio de ciudad repentino que su hermano eligió, además que éste no la dejaba sola ni un segundo, casi ni tiempo tenía de respirar. Alejandro la empujó a que sólo se enfocara en su futuro, que estudiara y estudiara con la promesa que al final de su carrera sus padres estarían muy orgullosos de ella y así lo hizo.
El entrar a una escuela nueva fue terrible, los malos tratos por su físico eran intolerables. Sin embargo entre las clases y esos malos tratos, su mente bloqueo, de lo que fue testigo alguna vez. Y no fue hasta que solo faltaba un semestre para finalizar la preparatoria que su hermano la dejó libre por fin, pues pronto ella entraría a la universidad y él acababa de graduarse de la Academia de la Policía como agente en la división de homicidio.
Victoria la mayor parte del tiempo se sentía sola y algo en su interior hacia que sintiera un vacío, eso la mantenía deprimida y así lograba mantenerse alejada de las personas, sólo mantenía trato con los que ya era inevitable que lo hiciera, una vez entró a la Universidad todo se calmó. Muchas veces se quedaba sumergida, con la mente en blanco, sin llegar a ninguna parte o tener algún pensamiento concreto, sólo así perdida en el espacio.
-Victoria!- le gritó Isabella mientras la sacude por los hombros- Me estás prestando atencion?!
-Ah...-parecía algo confundida- Oh si si, que es lo que hay que hacer ahora? -Isabella bufo mientras rodaba sus ojos
Sí, Isabella era una de sus compañeras de mesa, con la que más tiempo había compartido, junto a Warren. Ellos son de las pocas personas con las que hablaba. Ella es hermosa por donde la mires, de cabello largo y liso color azabache, ojos oscuros como la noche y su piel morena la hace parecer una Diosa del Amazonas.
Isabella es extrovertida y con aire de querrer dominar el mundo con sólo levantar un dedo (pues claro, como no? Si viene de una familia con un alto nivel social) y por lo poco que veía es una mujer muy enamoradiza, si se puede decir así, y cuando menos te lo esperas ya tiene conquista nueva, ningún chico se le resiste, si lo pensamos bien, ella es ese tipo (como el de los chicos de la preparatoria que las tiene a todas locas y una vez se las lleva a la cama las desecha como basura y aún así te mueres por él) y así exactamente es ella, solo que versión femenina, es una mujer que lo obtiene todo como sea, el tiempo que sea, hasta que ella decida lo contrario.
Aunque con Victoria era diferente, la trataba casi como a una amiga, aunque solo fuera para encargarle sus tareas, a Vicky no le molestaba, ya que era otra forma de mantenerse distraída
-Cómo que qué hay que hacer ahora? Estás en Jupiter o algo así? Qué es lo que te pasa, que estás tan distraída últimamente?
- Ay.... Suspiró - si te lo digo no me crees
- A ver tiralo al medio de una vez- dijo Warren mirando de ella a Isabella que se veía entusiasmada por saber también
-Además también chismosos que son!- dijo Vicky con una sonrisa traviesa
-Gordita bella mía, SUELTALO YA!- gritó Warren desesperado y Vicky rodó los ojos por el sobrenombre
Warren era un chico guapísimo, alto, tez blanca, tiene el cabello casi rapado y oscuro, unos ojos verdes que si te quedas mucho tiempo observando quedas hechizado. Victoria lo conoció en el último semestre de la preparatoria, mientras éste la defendía de un imbécil, que la trataba de meter en el cuarto de limpieza mientras le gritaba cosas ofensivas. Después de ese día se volvió casi su Ángel guardián, ella solo le hablaba lo necesario y él no la hostigaba pero aún así, siempre aparecía cuando ella más lo nececitaba. Una vez, entraron a la Universidad no volvieron a coincidir en ningún lugar o clase, hasta ahora, ya que sus carreras eran diferentes.
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Venciendo Límites
Romance6 historias que se unen para formar una sola. Unidos por el amor, la amistad y el destino tendran que vencer los limites que la vida les pone.