Si le preguntabas a cualquier hombre o mujer araña dentro de la base te responderían que Miguen O'hara seguramente vive en el cuartel, ya que nadie lo veía llegar o irse, pero estaban equivocados, claro que Miguel tenía un departamento donde vivía, pero la realidad es que pasaba el menor tiempo posible en ese lugar. Mantenía una clara rutina; despertar, hacer un poco de ejercicio, darse una ducha, ir al cuartel donde desayunaría y haría un poco más de ejercicio, pues al no poderse adherir a las paredes como los demás tenía que usar sus garras y para soportar su peso así como para moverse tan rápido como lo hacía tenía que mantener una excelente condición física. Desde hace mucho tiempo nada ni nadie había podido alterar su rutina, pero ahora tenía que cambiarla un poco al haber una pequeña recorriendo sus paredes y techo.
Le había ofrecido a Peter B. quedarse en su hogar por el momento, le causaba genuina preocupación verle tan decaído, aun con todo lo que había pasado antes siempre lograba sobreponerse, pero en esos momentos se encontraba en negación por su reciente perdida. Miguel no era del tipo de persona que ayudaba a cualquiera, pero consideraba al castaño como su amigo (a su manera) así que no dudó en extenderle una mano de ayuda.
El primer día compartiendo espacio fue un tanto estresante para el moreno. La pequeña Mayday había roto varias de sus decoraciones, incluso platos y vasos que no estaban debidamente escondidos de la pequeña, pero no podía molestarse con ella, después de todo parecía ser más inquieta de lo normal al buscar la atención de su padre que solo jugaba pocos instantes con ellas antes de encerrarse en una de las habitaciones para llorar por su amargo dolor.
Una semana pasó demasiado rápido, Miguel se había acostumbrado a su nueva rutina que incluía a Mayday; ahora sus desayunos eran en casa, se daba un baño después de darle uno a la pequeña y casi tenía que obligar al castaño para que tomara la suya. En la base ya nadie se sorprendía de ver como Miguel llegaba con May en brazos mientras Peter le seguía con unas marcadas ojeras bajo sus ojos que mostraban lo poco o nada que había dormido cada noche.
Aunque quisiera negarlo, realmente le era difícil lidiar con aquella situación, no quería apresurar a Peter con su duelo, ya que entendía como se sentía en cierta medida, pero le molestaba que no se enfocara en lo importante; aún tenía a su cría. Lo que daría él por tener la suya y Peter se concentraba en lo negativo exclusivamente.
Dos semanas y el hogar del moreno ya estaba irreconocible con peluches y juguetes por doquier, huellas de la pequeña May en el techo, telarañas que la pequeña lanzaba por ahí cuando jugaba, no se quejaría pues había un poco de mejoría con el castaño que jugaba más con su pequeña, poco a poco regresaba a ser aquel Peter que fastidiaba a Miguel, pero que al mismo tiempo le traía calma. Si había algo que realmente comenzaba a preocupar al moreno era que su lobo ya consideraba a la pequeña como suya, inconscientemente se encargaba de impregnar de su olor a la pequeña y a Peter, todos lo notaban excepto el castaño que era incapaz de percibir nada.
A la tercera semana Peter al fin bromeaba un poco con los demás, parecía que estaba mejor, pero su aparente felicidad no encajaba con su demacrado rostro.
— Gracias por todo, creo que ya deberíamos de regresar a nuestra dimensión. – Soltó de la nada a la mitad de la cena recibiendo toda la atención de Miguel.
— ¿Porque? Pueden quedarse todo lo que necesiten. – No podía decirle que se quedara solo porque él así lo quería, porque su lobo aulló con preocupación dentro suyo al imaginar que le arrebataban a su cría de nuevo.

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Insensible
FanfictionPeter se siente muy orgulloso de su pequeña y como padre primerizo no puede evitar mostrarle a todos las fotos de su pequeña, pero pasa por alto el sufrimiento de cierto alfa que ha perdido a la suya. El mundo de Miguel es Omegaverse, el de Peter B...