Debajo

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 — Quedate. – Miguel sabía que no había dobles intensiones en sus palabras, pero aún así no pudo evitar esperar algo del castaño. Bajó su mano mirando como Peter dejaba de tocar su reloj.


— No quiero ser una molestia. – Dijo bajo, su lobo se sentía herido por recordar a su cría que ya no estaba en este mundo, por tomarse el atrevimiento de ser feliz por un momento con la cría de alguien más aunque ya la había reclamado como suya.


— Nunca serías una molestia. – Lo rodeó con sus brazos para intentar reconfortarlo como él lo había hecho en su peor momento, intentó hacerlo sentir seguro como se sintió el mismo cuando el otro le abrazaba. Miguel cedió correspondiendo el abrazo agachándose un poco para dejar su mejilla en el hombro de Peter. — Solo no me toques el trasero. – Bromeó intentando aligerar el ambiente, sabiendo que lo logró cuando Miguel soltó una leve risa.


— No prometo nada, me estás provocando al abrazarme desnudo.


— Tengo una toalla. – Se defendió antes de sentir como aquella tela abandonaba su cuerpo al ser jalada por una de las manos de Miguel.


— Ahora no tienes nada.


— ¡Miguel! – Lo regañó mientras lo apretaba aún mas contra su cuerpo esperando que así no pudiera ver nada. — Nunca creí que el gran O'Hara fuera un pervertido. – El aludido no respondió, quería seguir bromeando y disfrutar de la vista que tenía al trasero de Peter al mirar por encima del hombro del castaño, pero no podía. Creyó que podría imitar al más bajo bromeando para aligerar el ambiente o reprimir lo dolido que se sentía, pero no quería, incluso al tener al otro completamente desnudo contra su cuerpo no lograba calentar lo fría que se sentía su alma. Peter dejó de tomarle importancia a su condición sin ropa, estaba más preocupado por el moreno que le abrazaba con un poco más de fuerza mientras su hombro se mojaba por las lagrimas de su amigo.


Estuvieron abrazados hasta que fue Miguel quien le alejó suavemente, Peter pudo notar lo hinchados que estaban sus ojos, pero no mencionó nada al respecto, simplemente le pidió esperar mientras se ponía algo de ropa. Salió de su habitación con unos pantalones flojos de pijama rojos y una camisa blanca, sintiéndose aliviado que el moreno seguía ahí.


— ¿Quieres algo de beber? ¿Agua, té, café, una cerveza?


— Creo que me gustaría algo de alcohol.


— Pues que pena porque no hay.


— ¿Entonces para que me ofreces?


— No creí pidieras eso, supuse que no bebías cerveza.


— No lo hago todos los días, pero de vez en cuando no está mal. – Se sentó en una de las sillas del comedor mientras frotaba sus ojos con su incide y pulgar. No lograba acostumbrarse del todo, Peter lograba hacerle sentir tantas cosas al mismo tiempo que le causaban jaqueca y molestia a la vez que le hacía feliz y divertía.


— Tengo vino. – Dijo tras buscar en la alacena tomando dos vasos de plástico color rosado y morado para dejarlos en la mesa junto con la botella. Miguel alzó una ceja tomando uno de los vasos, pero no dijo nada, entendía perfectamente que al tener pequeños en casa se acababan las cosas frágiles y elegantes para dar paso a cosas a prueba de niños. — Solo tengo que buscar el destapacorchos para que podamos comenzar.

InsensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora