Insensible

Fotos

Para un alfa perder a su compañero podría llegar a ser mortificante, pero con el tiempo podrían encontrar a uno nuevo o tomar la decisión de permanecer solteros por el resto de sus vidas, pero perder una cría era una situación traumática. Pocos alfas podrían reponerse de esa perdida, muchos incluso optaban por terminar con su existencia para no seguir soportando el vació y dolor que conlleva el perder una cría. Miguel lo sabía de sobra. Había perdido a su familia, aquellos que debió proteger, incluso las crías que no eran del todo suyas, pero se sentían como tal.

Lo único que lo mantenía medianamente cuerdo era meterse de lleno en su labor de cuidar el multiverso, mantener su mente ocupada para que los dolorosos recuerdos no bombardearan su memoria a la mínima posibilidad.

Por suerte o desgracia el tener que lidiar con tantos spiderman's con personalidades tan diversas le mantenían lo suficientemente ocupado, así como el tener que limpiar el desastre tras la aparición de la anomalía Miles Morales. No se quejaba del trabajo extra, ni siquiera de los que llegaban a molestarle con su sentido del humor tan burdo, pero había una persona en particular que tocaba una fibra sensible sin intensiones.

— Vamos, tienes que ver esta foto. Aquí May pone su carita de concentración. – Decía Peter de la dimensión 701 mientras acercaba su celular al más alto que no se dignaba a mirar la pantalla.

— Tengo cosas que hacer. – Intentó alejarse, pero de nuevo el castaño se interpuso en su camino acercando la pantalla de su celular al rostro de un cansado Miguel.

— Pero ni siquiera las haz visto. En esta tiene un bonito vestido de princesa, en esta tiene un disfraz de perrito. – Emocionado cambiaba de foto en foto ignorando como el más alto se sentía, en el dolor que le hacía recordar, en su aroma que se volvía melancólico y adolorido, pero que Peter no notaba al no pertenecer a una dimensión donde los alfas u omegas existieran.

— Es suficiente. – Sonaba serio, pero no como siempre, su voz estaba levemente impregnada por la tristeza que le inundaba al recodar a lo que había perdido tiempo atrás.

— Estás de mal humor, deberías sonreír más. Te dejaré cargarla para que puedas...

— ¡ES SUFICIENTE! – Gritó mostrando sus colmillos y sacando sus garras. — ¿QUE MIERDA PASA CONTIGO?

— ¿Conmigo? ¿Que mosca te picó? – Respondió Peter mientras retrocedía instintivamente. Su sentido arácnido vibraba e intentaba proteger a su pequeña hija de quien daba un paso hacía él antes de detenerse y darse la vuelta.

— Solo largate, no puedo lidiar contigo en este momento.

— Miguel...

— ¡LARGATE! – Esta vez Peter no dijo nada, usó el reloj para regresar a su dimensión sin llegar a comprender que era lo que había hecho mal esta vez.

Una semana fue el tiempo que Miguen pudo evitar al culpable de sus migrañas matutinas. Lo único que quería era terminar su taza con café en paz, relajarse por un instante antes de tener que lidiar con su trabajo, con las personas que lograban fastidiarlo tan fácilmente y sobre todo alejarse del único que le causaba sufrimiento más allá del físico, pero el destino era una mierda y su suerte era aún peor, pues no solo tenía a Peter parloteando sobre quien sabe que cosa al no prestarle atención, sino que tenía una misión junto con él. Aunque no todo estaba perdido, no traía consigo a la pequeña y aunque una parte suya sentía la ausencia de ella, otra parte mucho más grande estaba aliviada, ya que no tendría que pensar en sus propias crías que ya no existían en ese universo, ni en ningún otro.