Nervioso

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Augusto.



Con decisión, la jalo de la mano hacia mi lo que hace que ella quedará justo frente a mi. Honestamente no se que hacer, pues nunca había estado con alguien. La idea de estar en pareja o enamorarme era nula en mi sistema, pero hago lo que he visto en otras personas.
Con manos temblorosas, coloco una mano en su mejilla derecha y la otra en su cintura, me inclino un poco hacia su rostro y poco a poco acerco mis labios a los suyos. Mientras más siento el calor de su cercanía, más tiemblan mis manos. Mi corazón pega brincos desenfrenados cuando siento como pone su mano en mi hombro y la otra en mi mejilla y por fin atrapo su labio inferior con los míos. Siento la suavidad de sus labios rojos, son cálidos. Es una calidez qué empieza desde mis labios para envolverse en mi corazón. Por primera vez mis labios disfrutan del néctar de una mujer, y mejor aun, de los labios de Daniela.

Los ladridos de Lola nos distraen y poco a poco nos separamos. Nos reímos un poco nerviosos y decidimos sentarnos a comer.

Estábamos comiendo mientras platicabamos. Me llegó a preguntar que fue lo que pasó ayer, pero aún no me sentía listo para contarle. Cuando terminamos de comer, Daniela se puso de pie y llevo al bote de basura la caja de pizza. Ella se sentó junto a mi y recargó su cabeza en mi brazo, acercando su rostro a mi pecho. Mis brazos la rodean y cierro los ojos para disfrutar de esta calma, calma qué no tengo desde hace tiempo. Es probable que quizás nunca la haya sentido. Pero Lola volvió a ladrar y esta vez le ladraba a la puerta con deses operación. Nos separamos un poco sin comprender que pasaba y de repente la puerta se abrió. Los ojos de Daniela se abrieron como platos de la Impresión, mientras que yo siento que algo malo se aproxima.

#PGP2023 Cuando te vi pasarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora