-•Capitulo 5

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La semana transcurrió con normalidad: despertarse, ir a la escuela, regresar y discutir con Dylan, charlar con las chicas y conocer a más personas. Finalmente llegó el viernes, el día de la fiesta.

Mi alarma sonó, así que decidí aprovechar la mañana para correr en un parque cercano. Me vestí con una sudadera y pantalones deportivos, recogí mi cabello en una coleta alta, tomé mi botella de agua, una barrita y las llaves, y salí.

Después de dos horas corriendo, escuchando "Bored" de Billie Eilish, todo iba bien hasta que choqué con alguien y caí al suelo. La persona extendió su mano y, al tomarla, me levanté.

—¿Qué demonios? ¿Es en serio? —pensé, frustrada de toparme con él en todas partes.

—Parece que caerte se está volviendo tu especialidad —dijo Dylan, sonriendo.

Aproveché para mirarlo de abajo hacia arriba. Llevaba shorts negros y una camiseta blanca que resaltaba su figura. No podía negar que era atractivo.

—¿Quieres que me dé la vuelta? No hay problema —dijo, sonriendo de manera coqueta.

—Cállate —respondí, riéndome nerviosamente.

—Eres un idiota —dije, sonriendo.

—¿Puedo ser tu idiota? —preguntó, aún sonriendo.

—¿Eso te funciona? —repliqué, riendo.

—Ya caerás —dijo, guiñándome un ojo.

—Puf, claro —respondí, escéptica.

—¿Quieres apostar? —insistió.

Iba a decir que sí, pero alguien interrumpió.

—Disculpa —dijo alguien detrás de mí, y me giré.

—¿Sí? —pregunté.

—Hola, soy Matías... ¿me podrías dar tu número? —preguntó, mientras Dylan intentaba contener la risa. Fruncí el ceño, confundida.

—Lo siento... —comencé, pero fui interrumpida de nuevo.

—¿Esa es tu manera de pedir un número? —dijo Dylan, burlándose.

Lo miré y susurré un "¿Qué te pasa?"

—O'Connor —dijo Matías, nervioso.

—De todos modos, ella está ocupada —respondió Dylan, cambiando su tono.

Matías se quedó en silencio y se marchó, visiblemente asustado.

—Listo, he sacado la basura —dijo Dylan, sonriendo.

—No, te equivocas. La basura sigue frente a mí —contesté, comenzando a caminar.

—Espera —dijo, siguiéndome.

—¿Te molesta que ahuyente al chico? —preguntó.

Me detuve y me giré.

—Me molesta tu actitud. Dices que es basura, pero ¿cómo lo sabes? ¿Por qué te crees tan superior? —le dije, molesta. Él frunció el ceño.

—No lo entiendes —respondió.

—No somos nada, Dylan, y no seremos nada —solté.

—Aún no —dijo, sonriendo.

Rodé los ojos y continué caminando.

—Está bien, lo siento. Solo estaba jugando con el chico—dijo.

—Eso espero, porque, como te repito, no somos nada —insistí.

—Sí, como digas —respondió, guiñándome el ojo.

The Playboy and me [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora