En un tranquilo rincón de una ciudad sin importancia, donde los días grises son el pan de cada día un, se encontraba un joven llamado Ethan de 19 años, cabello castaño oscuro y ojos verde aceituna, tez blanca pero algo marrón, denotando varias imperfecciones de piel en la cara y cuerpo, delgado y con aire despistado, el cual estaba paseando mientras escuchaba por enésima vez el rap de Alex Mercer vs Cole Macgrath. Era un día despejado, los pajaros cantaban y el ambiente era curiosamente agradable. Aún así, para Ethan seguía siendo un aburrido día mas. Ethan cargaba en su interior un peso que iba más allá de su apariencia. Estaba cansado, exhausto de la vida y de todo lo que esta representaba.
Sentado en un banco solitario del parque, contemplaba el vaivén de las personas que pasaban a su alrededor. Sus pensamientos se sumergían en las profundidades de su mente, desentrañando el sinsentido de la existencia.
"¿Qué puto sentido tiene todo esto? ¿Por qué mierda continuar viviendo en un mundo donde todos los días son iguales ?"
El aburrimiento había invadido cada aspecto de su ser. Incluso las cosas que solían ser su escape, como el anime y los videojuegos, habían perdido su encanto. Ni siquiera la "Auto satisfacción" lograba satisfacerle. Ethan se sentía como un personaje secundario en su propia vida, un mero NPC sin propósito ni emoción.
El pensamiento de la muerte no le resultaba aterrador, incluso podía parecerle atractivo. ¿Acaso la muerte no sería el mayor descanso de esta existencia vacía? La idea de seguir viviendo así era insoportable. Le causaba cierto grado de claustrofobia y una inmensa angustia.
Sin embargo, en el momento en que esos pensamientos oscuros invadían su mente, algo extraño ocurrio, perdió la visión por unos segundos para caer al suelo.
-Argh! Puta madre -bramo, denotando un tono vulgar y cabreado, aunque según, estaba demostrado que los insultos eran una herramienta psicológica para calmarse y sentirse mejor.
Ethan se dio cuenta de algo, no era el duro suelo de hormigón en donde había caído, sino en la tierra, cosa que le sorprendió.
Cuando su visión se aclaró, se encontró en un lugar completamente desconocido. Una mazmorra lúgubre y húmeda se extendía ante él, sus paredes estaban cubiertas de musgo y la oscuridad amenazante parecía acechar en cada rincón. La confusión se apoderó de Ethan, su corazón latía con fuerza mientras intentaba asimilar lo que estaba sucediendo.
-Que mierda? -este se rasco la cabeza - jajaja si me golpee fuerte -intento no alarmarse usando el humor, algo que solía hacer muy amenudo- aaa, estaré soñando? Na que mierda digo -Ethan era muy consiente de que eso no era un sueño, la diferencia era obvia- tsk que mierdas paso? -intentaba esconderse a si mismo el hecho de que estaba muerto de miedo, por su propio orgullo tenía que hacerse el duro.
Antes de que pudiera recuperarse de su desconcierto del todo, un escalofrío recorrió su espalda. Una risa macabra y llena de malicia se ollo en uno de los pasillos enterrados en la oscuridad, de la cual salió un grupo de seres con un cuerpo deforme y encorvado, de aproximadamente un metro de altura, cubiertos de una piel áspera y descolorida, que varía en tonalidades de marrón y verde fangoso. Sus extremidades eran delgadas y retorcidas, con dedos largos y nudosos que terminan en afiladas uñas negras. Con un rostro que es una imagen de malicia pura, unos ojos, pequeños y brillantes, de un color amarillo enfermizo y que evocan una perversidad inmensa. Sus ojos estaban rodeados de arrugas y pliegues de piel arrugada, creando una expresión maliciosa, con una boca llena de dientes afilados y desiguales, capaces de morder con ferocidad y causar dolor. Armados hasta los dientes con cuchillos oxidados, lanzas demasiado grandes para ellos y arcos y flechas que no parecían saber manejar.
"Goblin"
Fue el pensamiento de Ethan, el cual se quedó embobado hasta que vio algo arastrado por esos seres, una escena es espeluznante le acababa de dar una bofetada de realidad. Un cadáver siendo es arrastrado sin piedad por un goblin, quien parece encontrar diversión en su despojo. El cuerpo pertenecía a una mujer aventurera que había sufrido un destino trágico.
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Isekai: Un festín de sangre en otro mundo
FantasyEthan, un joven agotado de la monotonía de la vida moderna, se encuentra sumido en un aburrimiento sin fin. Las distracciones habituales, como videojuegos, animes y cómics, ya no le brindan ningún placer, y las responsabilidades académicas le result...