El reencuentro
Finales de septiembre de 1981
¿Cuánto podía costar la felicidad de un niño de 11 años?
Tessie no dejaba de hacer cálculos en su cabeza. Claro que podía pagar una escoba nueva con el dinero restante que había ganado durante su tiempo en Egipto, pero comprar siete era otro asunto.
Si la Barredora 4 costaba 350 galeones y la última Cometa 230 tenía un valor de 475, asumiendo que el precio de las futuras escobas aumentara, su nuevo salario no sería suficiente para llevar a cabo sus planes.
No negaba que la opción de aceptar el dinero de Rabastan para esa compra en particular era bastante tentador, pero no se sentiría igual si el regalo no saliera del fruto de su trabajo.
Con un año trabajando en Egipto, si no moría en el intento, podría reunir suficiente para asegurar escobas para los gemelos. Y aunque esa idea se volvía en cada momento más tentadora, no quería alejarse de Londres.
Una mano se posó en su hombro, sacándola de sus pensamientos. El vendedor de la tienda de Artículos de Calidad para Quidditch probablemente ya quería saber su decisión sobre esa compra.
La joven sabía que ya era hora. No era que la situación le permitiera pasar todo el día en la tienda.
Giró algo distraída hasta que se dio cuenta de quién era la persona que buscaba su atención —¡Por Merlín! —afirmó mientras se envolvían en un enorme abrazo del recuerdo.
—De todas las personas con las que esperaba encontrarme hoy, eras la menos probable y la que me da más gusto ver. Había escuchado que estabas en París.
—Así que Sirius Black estuvo preguntando por mí, qué honor. Debo sentirme halagada.
—Estaba curioso sobre dónde debía ir si quería desaparecer un tiempo. Las cosas están muy interesantes por aquí.
Tessie sonrió con nostalgia —No sé cómo sentirme sobre ser tu ticket de escape, pero lo acepto.
—¿Qué haces en Londres?
—Pues vine de visita y quise aprovechar para comprar una escoba para mi sobrino.
—Yo le envié una a Harry por su cumpleaños.
—¿Harry?
—El hijo de Cornamenta y Lily. Soy su padrino —dijo Sirius con un brillo especial en los ojos.
—Oh, me alegro mucho por ellos y por ti.
Mientras tanto, el vendedor de la tienda, un tanto impaciente, se acercó nuevamente. Tessie, con una sonrisa, lo detuvo antes de que pudiera hacer la pregunta —La Cometa 230, por favor.
Debería aprender a administrar mejor su dinero, sí, pero también sabía que Bill le daría un buen uso.
Hablaron de todo y de nada mientras envolvían su compra. La felicidad de Tessie era tan abrumadora que no notó cómo su excompañero de clase lanzaba discretas miradas al exterior de la tienda, ocultando una leve expresión de preocupación.
Tessie ya guardaba todo en un pequeño bolso con un hechizo de expansión cuando Sirius soltó —Vámonos de aquí, ¿tienes tiempo para dar una vuelta al estilo muggle?
—Claro, ¿por qué no? —respondió ella con curiosidad.
Se formó una mirada pícara en Sirius cuando, tras salir de la tienda, con un movimiento de varita hizo visible una especie de vehículo de metal. —Mi mayor orgullo, una motocicleta voladora. Cornamenta me ayudó a mejorarla, va más rápido que cualquier escoba.
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La chica Prewett
Fanfiction"¿Qué importa si no volveremos a ser tan felices como ayer?" Es mejor ser tener un momento de felicidad, a preguntarse sobre lo que pudo ser. El mundo se podría estar destruyendo afuera, pero dentro solo eran ellos dos. "Al menos me voy a morir sab...