Duelo
No sabía si se trataba de algo de lo que estar orgulloso, pero Rodolphus podía jactarse de pertenecer al pequeño grupo que conocía realmente a su hermano. Aunque este aún mantenía varios secretos ocultos de él.
Tessie Prewet era o había sido uno de ellos.
"Es sangre pura, de los sagrados 28 y teóricamente, nunca le he dicho que somos mortífagos. Lo demás no es asunto tuyo."
Le parecía que a la pelirroja ya le había quedado claro quiénes eran y qué hacían.
Aunque Rodolphus solía poder adivinar y controlar las reacciones de Rabastan, en este caso no sabía exactamente qué esperar. ¿Qué tipo de sentimientos podría haber desarrollado su hermano por su compañera de alcoba?
"Al menos que esté muerto, aléjate de mi casa."
Apareció frente a la puerta de la que simulaba ser una humilde cabaña en medio del campo abierto. El viento soplaba suavemente, llevando consigo el aroma fresco de la hierba y el sonido lejano de los grillos. Tocó la desgastada puerta tres veces y, sin esperar a que alguien le abriera, hizo un movimiento de varita y entró a la propiedad.
—Solo quiero dejar en claro que sigues vivo después de invadir mi casa solo por el hecho de que asumí que eras tú — soltó con socarronería el rubio, saliendo de la habitación con el cabello mojado.
Rodolphus se quitó la máscara de mortifago y lo miró fijamente —¿Acabas de volver?
—Un McKinnon menos —dijo como si nada y tras una pausa, preguntó—. ¿Estoy muerto?
—No me lo parece.
—¿Entonces qué haces aquí?
—Necesitaba hablar contigo.
—¿Y mi queridísima cuñada mató a todas las lechuzas?
El castaño rió con ironía —La lechuza iba a demorar. Además, te traje un antiguo amigo que nos ayudará en la conversación.
Rodolphus sacó un pequeño frasco oscuro y se lo extendió. Una antigua receta familiar, capaz de suprimir todas tus emociones.
—Qué tierno que pienses que tengo sentimientos. ¿La misión está tan interesante?
—Preferiría hablar de los detalles después de que la bebas.
—No soy un niño, no necesito apagar mis emociones.
—Bébela y no volveré a pisar este lugar. No lo hagas y vendré a atormentarte cada noche.
Rabastan lo miró con burla mientras agarraba el frasco —No me iba a hacer responsable de lo que vieras. Solo unas gotas para que hables, no quiero que los efectos duren mucho.
Dicho ello, abrió el pequeño envase y le dio un pequeño sorbo.
—Durará lo suficiente —afirmó su hermano , mientras Rabastan cerraba los ojos y una inquietante sensación de anestesia se apoderaba de su mente y cuerpo. Una densa neblina parecía envolver sus pensamientos, embotando sus emociones y dejándolo en un estado de aparente calma y frialdad.
—Espero que valga la pena.
—Tu amiga, ¿dónde crees que está?
—En casa de su hermana. Volverá mañana. ¿Ahora me hablarás de la misión?
—No va a regresar, esa es la noticia que vine a darte.
—¿Por qué? — inquirió Rabastan, con una mezcla de curiosidad y desconfianza
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La chica Prewett
Fanfiction"¿Qué importa si no volveremos a ser tan felices como ayer?" Es mejor ser tener un momento de felicidad, a preguntarse sobre lo que pudo ser. El mundo se podría estar destruyendo afuera, pero dentro solo eran ellos dos. "Al menos me voy a morir sab...