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Hice café como el que te gusta, ¿querés? preguntó su hermano desde la cocina.

respondió ella, sin dejar de mirar el teléfono.

No decidía qué hacer.

Si le decía al arquero que sí aceptaba salir con él y el plan no funcionaba, podía perderlo todo. Terminaría otra vez con el corazón roto, pero esa vez por su culpa.

Tenía tanto miedo de agarrar el teléfono.

¿Pasa algo con el teléfono? preguntó leo al ver que la rubia no paraba de mirar el teléfono, ¿querés llamar a alguien?

Estoy pensando seriamente en lo que dijo el Kun admitió.

¿En serio? se sentó al lado de ella tratando de aguantar la risa, no te puedo imaginar haciendo eso.

Yo menos.

Le sirvió café en su taza y sin dejar de mirar el teléfono, la agarró.

¿Qué hago? volteó a ver a su hermano en busca de ayuda.

Si te digo lo que me parece a mí va a ser al pedo.

Él sabía que si le decía lo que le parecía mejor, ella iba a buscar las desventajas de eso y optaría por la otra opción. Pero también buscaría las desventajas y volvería de nuevo a la pregunta inicial: ¿qué hago?

Tengo que ir por mi paga quitó la mirada del teléfono y se levantó del sillón. Aparte la nieve me ayuda a pensar mejor.

Siempre te pasan todas las cosas buenas cuando estás en la nieve.

Lo malo es que me cago de frío decía Mara mientras se ponía su abrigo y su clásica bufanda roja.

Se despidió de su hermano y salió de la habitación del hotel.

Mientras caminaba por los pasillos podía reconocer algunos fotógrafos famosos. Otro de sus sueños era ser una de ellos.

Cuando salió del hotel podía jurar que el clima estaba para congelarse. Pero había mucha gente rondando por los partidos de Octavos de final: Colombia - Inglaterra y Suecia - Suiza.

Horrible clima para jugar un partido y también para ir a reclamar el pago.

( . . . )

Al ver el dinero recibido, soltó un suspiro. Trató de aguantarse las quejas hasta salir de la oficina, pero no pudo. Se le escapó un murmuro que fue escuchado por aquel hombre de rostro intimidante.

Escúchame se acercó a la joven, si esas son tus mejores fotografías, entonces despídete de ser una fotógrafa reconocida, ¿bien?

Tragó en seco y asintió con la cabeza. La mirada de él era intimidante y aterradora.

Se llevó el pago y salió rápidamente del edificio.

Las calles de Rusia seguían llenas, aunque ya habían empezado los partidos.

Sacó un poco el celular de su bolsillo y lo miró de reojo. En todo el camino había estado pensando en qué hacer y aún no decidía.

Finalmente soltó un suspiro y sacó su celular por completo.

Antes de que pudiera marcar el número del portero, le entró una llamada de un número desconocido que como una boluda contestó.

¿Mara, no? se escuchó una voz masculina por el otro lado del celular.

Habló en inglés pero pudo notar su acento holandés. Estaba muy claro de quién se trataba.

Pasó de no parar de morderse el labio a sonreír muy ampliamente. Pero la felicidad se le fue cuando tuvo que responder algo. Los nervios la consumían, provocando que no pudiera ni murmurar.

Sí, soy yo. ¿Y vos? habló con un tono mucho más ronco de lo normal. Aclaró su garganta para poder volver a su tono normal. Está media rara mi voz, perdón.

Estaba con la cara roja de la vergüenza. Pensaba que seguramente se había cagado de risa de ella.

Soy Kevin, Kevin De Bruyne especificó. ¿Estás resfriada o algo así? Pregunto por tu voz habló con un tono más preocupado.

Estoy bien, gracias por preguntar sonrió al notar su preocupación. Nunca tengo esa voz de camionero drogadicto por si tenés esa duda. No tengo voz angelical pero tampoco tengo la garganta hecha mierda.

Si bien Mara no tenía una voz angelical, a Kevin le encantaba oírla.

El colorado soltó una risa, provocando otra sonrisa en la rubia.

Lo bueno es que estás bien de salud, si no no podría invitarte a salir conmigo.

¿Era cierto lo que había escuchado? ¿No era un sueño? ¿No estaba sorda? ¿No era su imaginación?

Estaba más roja que un corredor en verano. Estaba sorprendida, emocionada, contenta, etc. Quería gritar y bailar con cualquier persona que se le cruzara, pero si lo hacía, la mandaban al psiquiatra.

¿Estás ahí, mar? su voz la sacó de su trance.

A pesar del frío que hacía, oírlo decirle mar provocó un calor en su rostro.

¿Mar? preguntó sin borrar la sonrisa en su rostro.

¿Mucha confianza? Perdón.

No negó con la cabeza, aunque no pudiera verla, es lindo.

Entonces seguramente te diga mar más seguido sonrió el belga. Respecto a lo de antes...

no lo dejó terminar, quiero salir con vos.

El colorado sonrió ampliamente ante la respuesta de la argentina.

Volteó a ver a su amigo que esperaba ansioso y emocionado en el sillón de la habitación. Le sonrió y asintió con la cabeza, dándole a entender que la joven le había dicho que sí.

Rápidamente le tapó la boca a su amigo para que no gritara emocionado y cagara todo.

¿Te puedo buscar mañana? Luego me pasas tu ubicación.

Claro. Y te prometo que voy a tomar pastillas para no tener la voz muy ronca de nuevo siguió con el chiste. Igual, es atractiva la voz ronca, ¿no? Si a los hombres los hace ver atractivos, ¿por qué a las mujeres no?

Puede ser se encogió de hombros. Nos vemos mañana.

¡Chau! se despidió de él alargando la última vocal.

Colgó rápidamente para poder festejar su triunfo como debía.

Gritó internamente mientras pegaba algún que otro saltito. Después guardó el celular.

Tendría que contarle todo primero a su gran amigo, porque sabía que su hermano iba a cagar a palos al jugador del City si se llegaba a enterar sobre la cita.

De la nada el día pasó de ser gris y nublado a dorado y soleado. De la nada quería cantar y bailar junto al viejo mala onda de Kersofovič. De la nada tenía tanta energía como para hacer un muñeco de nieve o hacer ángeles en el suelo nevado.

Parecía que el colorado le había hecho un terrible amarre.

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𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | kevin de bruyneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora