𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | kevin de bruyne

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Regresó a su habitación de hotel, en donde convivía ella sola. Su hermano mayor ya se había devuelto a Argentina junto a su selección, por lo que cada vez que volvía, ya no se encontraba a su hermano acostado en el sillón con mil ochocientas frazadas mientras miraba Diario de una pasión por milésima vez en el día.

A pesar de que no quería admitirlo, lo extrañaba demasiado.

Dejó su abrigo colgado en el perchero junto a su bolso, pero antes sacó su teléfono para poder llamar a su pareja. Quería desearle suerte en su próximo partido, que sería al día siguiente. O bueno, esa era su excusa, porque en realidad quería oír de nuevo aquel acento holandés hablando en inglés. Ella era capaz de escuchar su voz todos los días, durante todas las horas y todos los minutos y todos los segundos, sin lograr cansarse nunca, en ningún momento.

Los días pasaron luego de su primera cita. Y al igual que los días, sus citas también, al punto de que ya había llegado el momento de formalizar su relación.

Entonces, después de estar dos semanas enteras practicando la canción "Love grows" en guitarra, ya que la había escuchado decir una vez que le encantaba, le pidió ser que sea su pareja de la forma más romántica que pudiera ser posible.

Al final no le tocó la canción ni nada por estilo. Es decir, la serenata se canceló por el miedo y la vergüenza que el colorado tenía con solo imaginarse la situación.

La propuesta para que ella fuera su pareja tuvo un cambio repentino. Kevin consiguió un gato jóven de la raza favorita de Mara. Compró un collar violeta, el color favorito de ella y que combinaba muy bien con el pelaje del felino, y en él colgó un nota en la que le preguntaba si deseaba ser su novia.

Supongo que todos saben la respuesta.

Mara quedó encantada con la forma tan original en la que le realizó la propuesta. Se enamoró aún más de él con tan solo ese acto.

Le dijo que sí sin pensarlo dos veces. Y bueno, fue ahí que todo volvió a pintarse de color de rosa, convirtiéndose otra vez en un cuento románticamente soñado.

Bien, ahora sí, volvamos al presente.

El sonido de la llamada comenzó a sonar y en un perfecto inglés, el colorado la saludó con un tono de ánimo bastante notable. No era ninguna sorpresa que se pusiera tan entusiasmado cada vez que recibía una llamada de ella, la mujer que tanto amaba. Y ni hablar cada vez que la veía en persona.

—Estoy bien, mí vida, ¿y vos? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja mientras caminaba de la cocina hasta el baño, porque cada vez que estaba en llamada su culo parecía tener hormigas energéticas—. Recién vine de hablar con Thibaut. ¿Te acordás que te dije que lo iba a ver hoy?

—Sí, sí, me acuerdo —cambió su tono de voz a uno más grave. Tampoco era ninguna sorpresa que su compañero de selección no le cayera bien ni un poquito—. ¿Cómo te fue con él? —interrogó, aunque no tenía el más mínimo interés de saber.

—En realidad no sé si me fue bien o me fue mal, solo sé que seguramente fue un cierre de nuestra amistad —mencionó con seguridad sus últimas palabras.

Una enorme y para nada disimulada sonrisa se dibujó en los labios del colorado, haciendo bastante notoria la alegría que sentía ni bien escuchó que la amistad que tenía su novia con su compañero había terminado.

Sintió un gran alivio, como si un gigantesco y pesado edificio fuera retirado de su espalda luego de haberlo cargado durante mucho, pero muchísimo tiempo.

¿Por qué lo aliviaba tanto? Porque le causaba un poco de inseguridad, o bueno, un poco bastante. La verdad era que no podía evitar sentir ciertos celos cada vez que él la llamaba, cada vez que le envíaba mensajes o cada vez que la buscaba. Y sí, ella no le prestaba ningún tipo de atención, pero de todos modos tenía esa voz dentro de su cabeza que le decía "la perderás".