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La hora que habían acordado se acercaba. Y todo iba supuestamente bien.

Me arrepentí salió del baño mirando a su hermano fijamente. No voy a ir. Voy a saltar por la ventana y voy a correr hasta la ruta de Rusia, donde voy a cruzar la calle. Me va a atropellar un camión de Coca-Cola y como no soy nadie, va a pasar por encima de mí y no me va a dar bola, como van a ser todos los otros autos. Voy a estar tan aplastada que voy a quedar como una hoja de papel, pero toda mugrienta. Y entonces, a la noche, todos los insectos van a recorrer mi cuerpo. Van a entrar por mis agujeros. Me voy a pudrir por completo. Y esa va a ser mi fea, solitaria, y aburrida muerte hablaba rápido y al borde de llorar. Y Kevin va a encontrar otra fotógrafa en el próximo Mundial, le va a dedicar un gol, se van a enamorar perdidamente del otro, se van a casar, me va a olvidar por completo y cuando se acuerde de mí, me va a recordar como la boluda que huyó antes de su cita. Y Taylor Swift va a sacar una canción de eso, se va a hacer viral, en una entrevista va a decir que fue todo gracias a mí y todos van a ir a mi miserable y estúpida tumba, hecha con caca de vaca que había por ahí.

Su hermano simplemente la miró de pies a cabeza, como si estuviera enfrente de una loca que se había escapado del psiquiatra.

¡Ayudame, estúpido! habló algo enojada al ver que su hermano no decía nada.

¿Pero vos estás loca, mujer? frunció el ceño mirándola de arriba a abajo de nuevo.

Aún estaba en pijama. No se había cambiado ni arreglado. Estaba en una etapa de crisis.

Escuchame, Mara dejó la taza de café a un lado de la mesa y se levantó de la silla, caminando en dirección a la jóven, te vas a cambiar, te vas a peinar y te vas a arreglar esa caripela de muerta viviente ahora mismo. Porque se nota a millones de kilómetros que estás enamorada de él y no podés perder esta oportunidad la apuntó con el dedo índice en forma de amenaza.

La jóven sonrió. Era la primera vez que su hermano quería que fuera a una cita. Normalmente sería él el que no quisiera que vaya.

Y me tenés harto acá, dejame un rato solo intentó poner una excusa, pero fue en vano.

Iba a hacerle burla más tarde, porque su hermano tenía razón, tenía que apurarse.

( . . . )

¿Dónde está mi bufanda roja, Lionel? corrió hacia donde estaba el recién nombrado. Se le notaba preocupada.

La dejé secando en el baño, ¿por qué? preguntó confundido.

Te voy a matar, flaco lo miró con una cara asesina para después correr a buscar su preciada bufanda.

Y ahí estaba, colgada en el baño. Todavía estaba húmeda, pero no importaba. La necesitaba sí o sí. Era su bufanda favorita.

Salió del baño con la bufanda puesta, porque aunque se moría de frío, no podía faltarle.

Te van a agarrar los mocos, Mara le avisó leo al ver que la recién nombrada estaba con la bufanda húmeda.

Lo ignoró completamente y corrió a verse en el espejo para hacer los últimos retoques.

¿Qué hora es? preguntó mientras se acomodaba el pelo.

Menos diez.

Habían acordado a las cuatro de la tarde, porque más tarde ya era de noche y hacía frío.

La puta madrese quejó al escuchar la hora.

Todavía le faltaba tiempo. Hacía todo a última hora.

( . . . )

Al fin y al cabo terminó antes, por lo que salió antes a esperar a su enamorado.

¿Llego muy tarde? preguntó el colorado al ver que la rubia ya estaba afuera del edificio.

No, no negó con la cabeza. Yo soy la apurada sonrió.

Su pelo rubio se hacía más blanco con el frío, por lo que los copos de nieve que caían en su cabeza se camuflaban. Pero los copos de nieve que caían en su bufanda de color rojo oscuro claramente se notaban mucho.

¿Te dejé esperar mucho tiempo? Debes estar muerta de frío. Lo siento se disculpó al ver los copos de nieve posados en su cuerpo.

Estoy bien, no esperé mucho negó nuevamente. ¿Vamos?

El colorado asintió con la cabeza, para después comenzar a caminar a su lado.

¿Y a dónde vamos? No me lo dijiste todavía.

Es sorpresa, no te lo puedo decir negó el pelirrojo y volteando a ver sus ojos azules.

Odio las sorpresas rodó los ojos, ¿no me podés decir ahora?

Eso no fue lo que me dijo tu amigo le pegó un leve codazo.

¿Le pediste ayuda al Kun? cambió su rostro a uno de sorpresa. Entonces ya sé a donde me vas a llevar sonrió orgullosamente.

Ya sé a donde crees que te voy a llevar, y ahí no es negó nuevamente con la cabeza. No soy tan poco original.

Bueno, Sr. Misterioso, podés decir no ahora, pero no voy a parar de insistir en que me digas le guiñó un ojo, pero a los pocos segundos se sintió como una tonta por su gesto.

¿Quién diría qué un futbolista belga y una fotógrafa argentina tendrían una cita?

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los amo.

𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | kevin de bruyneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora