rosas negras

68 6 13
                                    

—Heejin...

—Hola Hyunjin.— los demás contemplaron la escena y decidieron alejarse para darles intimidad, cosa que agradecieron ambas.— ¿Cómo has estado?

—Yo...— suspiró hasta que se le hinchó una vena en el cuello.— ¡¿Me puedes puto explicar de qué coño vas?! ¡Me dejaste tirada en París hace dos años! ¡¿Y ahora tienes la decencia de aparecer?!— golpeó su pecho, y la castaña sabía que se lo merecía.— ¡No lo entiendo!— comenzó a derramar lágrimas.

—Lo siento mucho.— le intentó abrazar pero la menor rechazó cualquier tipo de tacto que proviniera de Heejin.— Ojalá poder explicártelo.

—¡¿El qué, tu cobardía?! ¡Ya me quedó claro durante estos dos años! Nunca debí haberme acostado contigo en París...— esas palabras fueron puñales para la castaña y Hyunjin miró hacia otro lado casi girándose.

—¡Déjame que al menos te diga el por qué no fui a Seúl! ¡No eres la única que ha sufrido!

—¡¿Que no?! ¡¿Me dices tú que no he sufrido?! ¡No tienes ni puta idea, Jeon Heejin!— le señaló con el dedo.— ¡Tú!— rompió a llorar.— N-no tienes ni idea.— volvió a golpearle el pecho.

Heejiin quería volver a estar con ella, volver a tocarle, a oler su perfume, a dormir con ella. Estos dos años fueron durísimos para la castaña, pues había tenido que presenciar casi su propia muerte. Lo que Hyunjin nunca supo fue que su antiguo amor tuvo un accidente de tráfico, casi dejándola parapléjica. Las noticias no fueron tan virales como esperaban, y al aprecer tampoco dieron declaraciones sobre el caso. 

Fue tan extraño el suceso que muchas fans reclamaron a la empresa, para que estos dijeran algo sobre el estado de Heejin. Rioters tuvo un descanso hasta hace poco, y era todo un milagro que Heejin pudiera caminar de nuevo. Se conoció que el causante del accidente fue un hombre de cincuenta años, que dio positivo en la prueba de alcohol y consumo de drogas. 

Nada impedió a Heejin de seguir amando a Hyunjin, pues seguía enamorada de ella desde el primer día. No había sido tarea fácil verla lejos de ella. El accidente ocurrió en Berlín, la misma noche en la que actuaron en el Oktoberfest Konzert. Los dos dos años de recuperación merecieron la pena para la castaña, aunque una tercera persona se coló de imprevisto en la conversación.

—¿Wonho?

—¡Sorpresa, amor! ¡Había comprado el último boleto para venir a verte!

Un chico no más mayor de lo treinta besó a Hyunjin delante de Heejin. La incomodidad se hizo presente y la castaña quiso cortarse las venas en ese mismo instante. La pelinegra apartó un poco al chico, que al parecer, era su novio.

—Perdona interrumpir... ¿Q-quién eres?— preguntó con la voz entrecortada la mayor.

—Lee Hoseok, más conocido como Wonho... Espera, ¿Jeon Heejin?— agitó sus manos.— ¡Soy el mayor fan de Rioters! ¡No lo puedo creer!

—Me alegra saberlo, supongo.— Hyunjin seguía con los ojos llorosos y quería salir de allí corriendo, y no precisamente por tristeza, sino por vergüenza.

—Hyunjin cariño, no me habías dicho que conocías a la grandiosa Jeon Heejin.— el rubio miró hacia su novia, quien no dijo nada hasta que se le ocurrió una idea.— Amor, ¿pasa algo?

—No, estoy bien querido. Y no, no conocía a Heejin hasta hoy.— sonrió falsamente, gesto que notó perfectamente Heejin. La castaña estaba sin palabras.— Sólo ha venido para felicitarme por el desfile, pero ya se iba...

Heejin no podía creerlo, el amor de su vida le estaba desechando así tan fácilmente. Admitía que le dolía como una mierda y no quería que el ardor se hiciera más grande. Asintió como una esclava y se fue corriendo de allí casi llorando. Wonho no tuvo tiempo para pedirle un autógrafo o una foto, por lo que mantuvo una expresión triste.

—¿No le notabas un poco... Seria? Heejin no suele ser así, ella siempre es muy atenta con sus fans.

—Bueno, quizás esté cansada. Ha tenido que cantar y desfilar en menos de diez minutos. No es importante, seguro que mañana estará mejor. ¿Nos vamos al hotel, amor?— entrelazó dedos con su novio y dieron rumbo hacia la parada de taxis.

Al cabo de diez minutos llegaron al Valenca Palace, el hotel más lujoso de la ciudad. Era tan cara la estancia que hasta las escaleras estaban bañadas de oro puro. Las lámparas tenían pequeños diamantes incrustados con forma de corazón, y las cortinas fueron hechas por los mejores costureros de España.

Nada más llegar a la habitación, Wonho se despojó de su ropa para ponerse un pijama. Hyunjin ni siquiera tenía ganas de cambiarse, pues volver a ver a Heejin no le hizo nada de bien. Sí, habían pasado dos años desde su último encuentro en la ciudad francesa, pero nada más. 

La pelinegra pensó que Heejin ya no le amaba, que había tirado su amor por el precipicio, que aquella noche en París ya le hizo saber que no iban a volver a verse... Pero si sólo supiera la verdadera razón por la cual no volvió a Seúl, ahora estaría llorando mares.

—Hyunjin amor... ¿Estás bien? Te veo cansada.

—Es que lo estoy, Wonho, de verdad lo estoy.— se tumbó en la cama y su novio le abrazó para que se sintiera mejor, sin saber lo que su pareja escondía.

—Sabes que puedes decírmelo todo, siempre voy a estar aquí para ti.

—Gracias cielo, y te lo agradezco.— se dieron un beso y apagaron las luces para dar la bienvenida a la noche.

Ambos se conocieron en un museo hace un año. Hyunjin estaba de visita para tomar apuntes para nuevas prendas, cosa que le llevó a diseñar su ropa de estilo griego. A su vez, Wonho trabajaba como el guardia de seguridad a tiempo parcial. Su verdadero trabajo era como historiador, y aceptaba que estaba enamorado de su profesión.

Bastaron dos miradas para que comenzaran a hablar, y a los dos meses ya salían oficialmente. Hyunjin tuvo la esperanza de volver a ver a Heejin, pero como no fue así, decidió darle una oportunidad a Wonho. Él le agradeció con un ramo de rosas, cosa que Heejin nunca le dio.

Al despertarse, Hyunjin fue la primera en tomar una ducha. Necesitaba despejarse después del sueño que había tenido, en el que salían ella y Heejin juntas. No quería pensar nada más, por lo tanto meditó un poco. Un gran bostezo se hizo presente en la habitación, dando a conocer que Wonho ya había despertado. Rascándose la espalda, el chico se levantó para asearse también. Fue un pico rápido lo que se dieron ambos antes de separarse.

Hyunjin seguía con la mirada en otra parte y Wonho se comenzaba a preocupar por ello. Iba a darle ánimos con un abrazo, pero entonces recordó que había quedado con unos amigos suyos para ver la ciudad. Dejó a su novia sola en la habitación sin saber que un amorío del pasado recordaría todo lo que pasó y dejaron pasar.

stranger | 2jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora