— ¿No ha llegado? —preguntó un Rubius somnoliento, al parecer estaba luchando contra los efectos del supresor.
— ¿Quién? ¿Pediste pizza o algo? —obviamente Spreen se hizo el que no sabía de que hablaba— no podés comer nada de la calle estando así, te va a caer pesado.
Rubius suspiró y se giró lentamente por donde vino, comenzando a subir las escaleras con pasos rígidos.
Spreen lo miraba disimuladamente y no fue hasta unos cuantos minutos que por fin desapareció en el segundo piso.
— Oye pato, creo que es mejor que te vayas —susurró destapando la cara de Quackity levemente.
— No ocupas decirme, casi se me sale el corazón, ¿por qué siento como si estuvieramos haciendo algo malo? —respondió en el mismo tono bajo el de gorro, un poquito alterado.
— Quizá porque es así, bue ni idea, pero te veo mañana en la escuela.
El beta rodó los ojos ante la despreocupación del alfa.
— Hablemos seriamente de esto luego —Quackity se levantó y caminó hacia la salida con Spreen siguiéndolo por detrás, ya cuando estuvo parado en el marco de la puerta se dió la vuelta quedando cara a cara con el otro— hasta mañana, tontito.
Un suave pico fue depositado en los labios del más alto, Spreen ni si quiera lo pudo asimilar cuando el beta ya estaba huyendo a toda velocidad hacia la estación de bus más cercana probablemente.
Fue inevitable sonreír y llevar las llemas de sus dedos a sus labios, sintiendo como estos tenían una sensación caliente y hormigueante.
Fue una buena tarde para Spreen.
Por otro lado, Rubius se hallaba en una pelea mental entre llamar o no a Quackity, no sabía porque le estaba costando tanto, tenía un mal presentimiento. Sin querer se había quedado dormido hace rato y para cuando despertó la aplicación de uber le había avisado que el viaje había finalizado con éxito, esa notificación ya tenía casi las dos horas; además venía acompañada de un mensaje de Quackity diciendo que se encontraba afuera y una que otra llamada perdida del mismo.
Inmediatamente después de despabilarse un poco bajó como pudo al primer piso esperando algún rastro de Quackity, pero no había nadie más que su primo ahí presente. Sin embargo, aquel olor casi imperceptible le llegó a las narices, olía a chocolate, Quackity había estado por ahí. Probablemente se debió a los supresores pero no se alteró como normalmente lo hubiera hecho y se fue sin más a su habitación, eso sí, con la cabeza hecha un lío.
¿Quackity le mintió acaso?
¿O fue su primo?
No podía saberlo, porque confiaba plenamente en ambos así que quería descartar las mentiras.
Después de un buen rato de estar viendo el nombre del beta en su pantalla por fin se decidió a llamarlo. Para su suerte, el pato no tardó mucho en contestar.
— Hola, Rub, fui a tu casa pero me comentó tu primo que estabas en rut así que mejor me regrese.
Rubius ni siquiera tuvo que preguntar.
— Oh, pudiste haber avisado que te ibas al menos.
— No quería molestarte, de seguro estabas dormido.
— La verdad es que sí, gracias patito, eres bastante comprensivo.
— Ya sé, me merezco algo, mínimo.
— ¿Qué quieres? Que te lo doy todo.
Quackity río bajito a través de la línea.
— ¿De verdad puedes darme todo?
— Claro, sólo pídelo.
— Quiero enamorarme, ¿puedes darme algo cómo eso?
— ¿Es un reto acaso?
— No te lo tomes personal, pero puede ser.
Rubius se quedó en silencio, al parecer ese mal presentimiento sólo había quedado como eso, su patito seguía siendo el mismo.
— Oh, creo que me está entrando otra llamada, te hablo luego Rub.
— Hasta luego, pato.
Y colgó. Una sonrisa se formó en autómatico en el alfa, si todo seguía así de bien Quackity sería su novio sí o si.
Su estómago gruñó de repente, devolviéndolo a la realidad, tenía demasiada hambre y apenas se había dado cuenta, si mal no recuerda no había comido nada más que cereal en la mañana.
Con pesar, salió de su habitación y se extrañó al ver la puerta de la pieza de Spreen medio abierta, igual no le dió importancia y pasó sin más, pero se detuvo al escuchar la risa de princeso de Spreen, aquella que ya tenía tiempo sin oír.
— Avísame cuando llegues a tu casa. Sí, tenés qué, no tengo que ser tu novio para preocuparme por vos, pelotudo, aún falta para eso.
Las orejas de Rubius se levantaron tan pronto como escucho la palabra novio. ¿Qué carajos? No tenía ni idea de que a Spreen también le iban los hombres. Usualmente sus relaciones siempre fueron con chicas omegas y nada más, con excepción de esa alfa también, pero obviamente era una chica igual.
Rubius no se consideraba un chismoso pero la curiosidad que sintió fue tan grande que no pudo evitar escuchar un poco más.
— Sabés, mañana tengo partido de fut y me gustaría que vinieras, no sé, tipo a animarme y luego besarnos detrás de las gradas, ¿no te pinta?
Oficialmente, Rubius no pudo seguir ahí después de escuchar tal cosa, incluso un escalofrío recorrió su cuerpo. Era jodidamente raro ver el lado de Spreen que no fueran bromas pesadas o insultos argentinos.
Hasta el hambre se le fue al pobre peliblanco por haberse hecho la imagen mental de eso último.
En realidad estaba exagerando, el hambre lo estaba matando y mientras se estaba preparando un sándwich no dejaba de preguntarse quién sería la persona que está sacando ese lado desconocido de Spreen.
ESTÁS LEYENDO
Chapulín | Spreeckity
Fiksi PenggemarDonde Spreen no entiende qué le ve su amigo Rubius a un simple beta como Quackity. 🍉 c! Quackity x c! Spreen 🍉 au estudiantes/omegaverse 🍉 personajes de qsmp, karmaland, tortillaland, dsmp 🍉 no lore 🍉 probable contenido +18 06/04/23