2| piedras enhiestas

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Se encontraba aferrada al torso de Peter, cuando su hermana mayor con cara de pocos amigos los levantó

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Se encontraba aferrada al torso de Peter, cuando su hermana mayor con cara de pocos amigos los levantó. Los apresuró a vestirse, farfullando que no sería la única que se levantaría a la madrugada. Caroline quería ahorcarla, pero termino desistiendo, la extrañaría muchísimo.

-¿A dónde demonios vamos?-inquirió Caroline, temblando debido al frío. Peter mantenía sus brazos alrededor de su cuerpo en busca de darle calor, pero Escocia era frío.

Subieron una colina, donde el viento soplaba con más fuerzas. Caroline hundió las manos en los bolsillos de su tapado y evitó tropezar con las raíces y piedras.

-Estamos yendo a las Piedra Enhiestas. Decidí levantarlos para que las veamos.-respondió Frank.

-¿A quiénes?

-A las brujas.

-¿Qué brujas? ¿Quién te dijo que hay brujas?-se burló Caroline, aferrándose a Peter cuando casi cae colina abajo-Jesús, eso estuvo cerca.

-El vicario.-replicó Frank. Divertido ante la broma-Su ama de llaves es una de ellas.

Caroline resopló con sorna.

-¡No seas ridículo!

-En realidad no son brujas.-musitó Peter, algo agitado-Ha habido brujas en Escocia durante cientos de años, las quemaron hasta el siglo dieciocho, pero éstas son druidas, o algo por el estilo.

-No hacen una adoración al diablo, por si se lo preguntan, pero el párroco me dijo que había un grupo local que aún cumple con los rituales de las antiguas festividades del Sol.

Cuando llegaron a la cima, allí se encontraba un monolito. Las rocas era apenas visibles en la sombría luz del alba. Salvo Claire, los demás se quedaron petrificados, admirándolas.

-Es precioso.-murmuraron a la vez Peter y Frank. Avanzaron en silencio hacia el borde del conjunto y sus siluetas se perdieron en las sombras de las gigantescas rocas. Eran hermosas, pero también espectrales.

Caroline se estremeció, y no solo por el frío. Si habían hecho las piedras para impresionar, habían logrado su cometido Cuando volvieron, Peter tenía una enorme sonrisa en sus labios.

-Sabes, según cuenta la tradición, estas piedras fueron traídas desde África por una raza de gigantes celtas.

-No sabía que los celtas hubieran viajado mucho a África.

-Solo los gigantes.

-Vengan, he encontrado un sitio desde donde podremos ver sin ser vistos.-susurró Frank, asustando a los jóvenes.

La luz asomaba por el este, un leve resplandor gris claro en el horizonte, suficiente como para no tropezar mientras Frank los conducía hacia un hueco que había encontrado entre unos arbustos en lo alto del sendero. Había un pequeño claro en la mata de arbustos, con espacio para que los cuatro permanecieran de pie.

Limerence // Outlander Donde viven las historias. Descúbrelo ahora