Carissa

Capítulo 12

Matthew

Por primera vez en mi vida me siento nervioso ante una mujer, no logro entender en que momento Carissa se volvió tan importante, solo sé que me cautiva de una manera que no puedo evitar querer tenerle cerca. Desde la primera vez que pude admirar su belleza mientras dormía, la he estado imaginando en cada rincón de esta cabaña. Es lo único que ha quedado de mi padre, con el tiempo fui haciendo algunas mejoras y se convirtió en mi lugar para estar solo.

No había traído nunca a nadie pero se siente tan bien tenerla aquí. Su sonrisa hace aún más cálido el lugar, la veo merodear por la diminuta sala mientras preparo la mesa y no puedo dejar de admirar cada uno de sus gestos. Jamás había prestado tanta atención a esos detalles.

Me acerco hasta ella y la abrazo desde atrás, buscando ese característico aroma en su cuello.

—Me encanta como hueles— susurro en su oído.

Ella se gira hacia a mi colgando sus brazos en mi cuello y me sonríe.

—Creo que el mejor aroma viene de esa mesa— señala —pero creo recordar que eres enemigo de la cocina.

—Yo solo prepare la mesa hermosa— la beso castamente y la guío hasta nuestra mesa —espero adores la comida de Eva.

Ella se ríe y es la melodía más deleitante, me gusta verla en este w3lugar.

Cenamos tranquilamente con una conversación bastante fluida, en un momento me encontré maravillado con la cantidad de cosas que compartimos. Carissa es una mujer muy inteligente y me ha sorprendido hasta ahora como ha sobrellevado la situación del rancho. Escucharla hablar de sus ideas con tanta seguridad me llena de satisfacción.

—Deja ya de mirarme así, por favor te lo pido— cubre su rostro sonrojado.

—No te escondas de mí, es que me encanta mirarte no puedo evitarlo— aparto sus manos y acaricio sus mejillas — Recogeré la mesa ahora,  puedes esperarme junto al fuego.

—Dejame ayudarte— se levanta y hago un gesto con la mano para que deje todo en su lugar y me acerco para rodearla con mis brazos —eres mi invitada deja que te atienda, tú solo ve a sentarte en el sofá  y esperame.

—De acuerdo, solo no demores mucho— beso sus labios antes de dejarla ir.

Hago todo velozmente dejando todo de nuevo en su lugar, abro una botella de vino y tomo dos copas antes de dirigirme hasta el sofá donde Carissa  está  sentada y con la mirada fija en aquel ventanal donde se aprecia como va cayendo la noche lentamente.

—Es realmente hermoso— expresa cuando me dejo caer a su lado —creo que nunca habia visto algo así  o tal vez si pero no le di importancia, desde que estoy aquí aprendi a admirar cada detalle y esa imagen es realmente digna de un cuadro.

—Lo es— digo entregándole una copa.

—Debe ser maravilloso despertar cada mañana admirando ese paisaje— dice sonriendo.

—Lo verás  con tus propios ojos hermosa — digo acercando a su cuello para inhalar su aroma, hay algo en el que me es familiar pero no logro distinguir que es, solo sé que me encanta y que solo ella tiene esa fragancia que me vuelve loco.

—¿Vamos a quedarnos?— percibo su voz ligeramente nerviosa y sonrio mientras dejo algunos besos en su piel.

—Si quieres...— ella calla mi boca con un dedo.

—Shhhh...— bebe el contenido de su copa y la deja vacía en la mesita a su lado.

Intento decir algo pero estoy hipnotizado con la imagen de ella poniéndose  delante de mi con aquel paisaje a sus espaldas. Es endemoniadamente hermosa y ahora mismo parece una Diosa mientras pasa su abrigo sobre su cabeza y lo deja caer al suelo. Lleva un vestido azul claro que yo mismo agarre de su armario y no me detuve a ver que era descaradamente sexy, creo que la sangre dejó de fluir por mi cuerpo y está toda en mi virlidad que grita por liberarse. Intento acomodarme en el sofá pero entonces Carissa suelta del todo su cabello que replandece aún mas que las llamas ardiendo en la chimenea y pierdo la cordura en ese momento. Dejo caer mi copa al suelo derramandose el vino y me elevo a su altura para atacar sus labios, la beso como un poseso, necesito esto, la necesito a ella.