Capitulo Seis.

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La música sonaba a todo volumen, los hombres desde su lugar gritaban extasiados hacia la tarima donde se encontraban seis muchachas con diminutas prendas, la oscuridad ocultaba las lágrimas que recorrían sus rostros y las toxinas en sus cuerpos lograba que no sintieran tanto miedo.

Era una subasta.

Los sujetos gritaban grandes cantidades de dinero para ganarse alguna de las jovencitas de la tarima.

Las chicas temblaban mientras los sujetos disfrutaban.

- ¡El ganador de esta hermosa diosa es Serpiente!.- Vociferó el anfitrión desde el micrófono. El sujeto avanzó hasta la tarima, subió los cinco escalones de las escaleras y se detuvo frente a una morena.-¡Es toda tuya!.- El sujeto se relamio los labios, tomó a la morena del brazo y se marchó.- ¡Muy bien!, No nos estresemos aún nos quedan cuatro igual de hermosa que la morena.

Y así el anfitrión siguió hasta que llegó el turno de Dalila.

- Y por último tenemos a esta hermosa pecosa de ojos verdes, ¡¿Cuánto por un par de horas con ella?!.- Una vez más todo se llenó de bullicio, los hombres gritaban tratando de ganarse esas horas. Dalila por otro lado se sentía mareada, todo daba vueltas para ella, las luces que apuntaban a la tarima la tenían un poco cegada, lo suficiente como para no distinguir quien ganó su cuerpo esa noche.

Y una vez más como todas las noches Dalila aceptó la jeringa que le ofrecieron, incluso ya había aprendido a inyectarse a si misma. Su mente voló quedando totalmente en blanco, había descubierto que era la única forma de dejarse hacer y que no la golpearan después por quejarse. Entendió que tratar de huir era inútil y que quejarse y suplicar que pararan solo era perdida de tiempo.

Cerró los ojos y su menté voló a su casa con su madre y padre, un recuerdo vino a ella y sonrió causando euforia en su invasor y tristeza en ella. Si tan solo hubiera obedecido a su mamá esa noche.

En ese recuerdo tenía diez años, estaba en el centro comercial con sus padres, era navidad y estaban comprando todo lo que necesitarían para la cena, su cabello estaba sujetado en una coleta alta, un hermoso vestido rojo con blanco usaba ese día, ese día estaba tan feliz.

Una lágrima rodó por su mejilla y se sostuvo todo lo que pudo a ese recuerdo hasta que todo terminó.

Cuando despertó aún seguía en la misma habitación de la noche anterior, miro por primera vez a su alrededor, el lugar desprendía un olor desagradable, pero toda la habitación estaba impecable. ¿Qué era ese olor?. Entonces sus ojos se enfocaron en aquel sujeto que aún permanecía a su lado, su cuerpo tembló al ver tanta sangre, soltó un grito que hizo que su garganta ardiera y su cabeza palpitara.

El sujeto estaba muerto, un hueco adornaba su frente.

Empezó a temblar mientras hiperventilaba. ¿Qué había pasado?, No recordaba nada después de haberse inyectado aquella segunda dosis de droga. Todo era una neblina en su cabeza.

De pronto la puerta se abrió y aquel hombre musculoso que ya conocía entró.

- ¡Maldito!.- Gruño.- ¡Todo por una puta!.- Tomó a Dalila del brazo.- Andando.- Dalila no se quejó, no preguntó, solo se dejó llevar.

Caminó por los pasillos sin decir nada, estaba totalmente desnuda, pero eso ya no importaba, ya nada le importaba. Al llegar a la habitación que compartía con las otras chicas se lanzó en la cama y se acurrucó echa ovillo.

- ¿Estás bien?.- Preguntó aquella morena que siempre se preocupaba por ella.- Nos  enteramos de lo que pasó.

- Estoy bien.

- Otro sujeto quería estar contigo, pero no ganó, mató al tipo que estaba contigo.- Murmuró otra.

- Que mal por ese tipo.- Las chicas la miraron como si se hubiera vuelto loca,
ella también creía que había enloquecido.

- También encontraron a Sara muerta.- No estaba sorprendida, siempre encontraban a alguna de vez en cuando muerta.- Se murió de sobredosis.

Dalila trago saliva, ese iba a ser su destino también.

- Quiero dormir.- Y así dio por terminada aquella conversación.

Solo quería dormir y no despertar jamás, porque ya había entendido que aquello no era un mal sueño, sino su cruda realidad.

(....)

Aún continuamos con la búsqueda de Dalila Derbez, quién lleva ya dos meses desaparecida sin dejar tan siquiera un solo rastro, se especula que su desaparición se debe a la muerte de su amiga María, otros especulan que se puede tratar de trata de blancas, en cualquier caso aún seguimos arduamente en su búsqueda.

Darla apagó el televisor furiosa. ¿Cómo podían pensar que su hija mató a alguien?, Su hija nunca haría algo así.

Dos meses sin ver a su hija, sin saber de su paradero, dos meses viviendo un maldito infierno.

Sus ojos se anegaron de lágrimas, le dolía el pecho, quería gritar, destrozar algo pero más que nada abrazar a su hija. Todos la miraban con lástima, las autoridades no hacían nada realmente, se sentía impotente, rota. Su marido tampoco hacía mucho, era como tener una estatua en casa.

Si tan solo su hija la hubiera obedecido ese día, solo ese maldito día, nada de eso habría sucedido.

Dalila era tan solo una muchacha, su bebé, una niña que no conocía realmente del mundo y lo malvado que podría llegar a ser este. Solo pedía a Dios que estuviera con vida.

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