𝔻𝕚𝕒 𝟝: 𝙱𝚘𝚛𝚛𝚊𝚌𝚑𝚘

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«Lo siento, esto no funciona...»

—¡¿Pueden creerlo?! — el sonoro golpe que le dio a la mesa mientras hacía su pregunta, hizo respingar a los dos chicos frente a él.

—Tranquilo...— pidió uno con una sonrisa nerviosa.

—¡Me terminó por una maldita nota!

Ambos chicos frente a él chocaron miradas; comprensivas y nerviosas. ¿Qué podían decir en esos momentos? ¿Qué palabras de ánimo podían decirle a alguien con el corazón roto? ¡¿Qué palabras podían consolar el corazón de Damian Desmond?!

—Pediré más bebidas— fue lo único que se le ocurrió a Emile. Se levantó del asiento dispuesto a buscar una cura para su líder.

—Lord Damian es débil con el alcohol— rebatió Ewen—. No creo que sea una buena-

Sus palabras fueron cortadas por el sonoro golpe que Damian se dio en la frente con la mesa. Nuevamente ese intercambio de miradas; nerviosas y preocupadas.

—Trae tantas como te sea posible— suspiró el rubio—. Parece que no tiene razón para vivir.

Emile carcajeó por su comentario para luego ir al Bar Top por cualquier bebida que a Damian le pudiera servir.

—Quiero llorar...— murmuró apretando el filo de la mesa, su dignidad no le permitía derrumbarse por completo frente a sus dos amigos.

—Nadie lo juzgará, Lord Damian— sonrió un poco, comprensivo—. Debe haber sido impactante cuando vio la nota.

—Ewen...— asintió mientras levantaba su rostro de la mesa—. Cómo no tienes idea.

Su semblante no mejoró y Ewen en silencio lo comprendió, incluso él todavía se sentía un tanto desconcertado por tan inesperada noticia, fue solo hace una hora que Damian los había llamado con la voz cortada pidiendo que lo recogieran en su departamento, que necesitaba aire y una compañía para poder hablar. No cuestionaron nada al inicio, ya estando en el auto el silencio reinó hasta que Damian soltó una sonora maldición y en pequeños susurros entrecortados les contó una noticia que podría haber sido buena en otras circunstancias, pero en ese momento les cayó como balde de agua fría.

—Las bebidas— Emile apareció en escena con tres botellas en sus manos—. En unos momentos nos traerán más, solo una persona está hoy en el bar.

Ewen asintió mientras servía. Damian le arrebató el shot incluso antes de llenarlo, él mismo, bajo la mirada de sus dos amigos, lo llenó al tope.

—Alcanza muy poco— murmuró mientras se lanzaba el trago de golpe.

—Se lo aseguro, Lord Damian, no dirá eso dentro de doce shot más.

Emile asintió.

Las horas pasaron, el alcohol iba subiendo y, ya unas simples botellas de Whisky no eran suficientes. En la mesa el olor mezclado de varias bebidas era penetrante, las risas de los tres resonaban en el ya casi solitario bar. Era un jueves por la noche y el reloj marcaba recién las doce en punto.

—No puedo creer que me terminaron por una nota— las palabras fueron arrastradas y luego una fuerte risa salió de sus labios—. ¿Qué le diré a mis hijas? — Preguntó con gracia—. ¿A su padre lo terminaron por una nota?

—¿Por qué hijas? — preguntó Ewen jugando un poco cansado con una botella ya vacía—. Serán hijos, apuesto eso.

—Serán niñas, estoy seguro— asintió con confianza.

—Quiero vomitar...— Emile, con la cabeza pegaba a la mesa, se quejaba mientras apretaba su estómago.

Damian carcajeó sin ningún motivo y luego, los otros dos le siguieron. El camarero les volvió a traer más bebidas que ellos pidieron y nuevos Old Fashioned porque los otros ya estaban hechos añicos en la basura.

➻ 𝑫𝒂𝒎𝒊𝒂𝒏𝒚𝒂 𝒘𝒆𝒆𝒌 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora